
Están a punto de cumplirse dos años de que su hijo Daniel Sancho fuese detenido por la muerte y descuartizamiento del médico Edwin Arrieta
30 jul 2025 . Actualizado a las 13:03 h.La próxima semana se cumplirán dos años de uno de los momentos más complejos en la vida del actor Rodolfo Sancho: la detención de su hijo Daniel en Tailandia como presunto autor de la muerte y descuartizamiento del médico Edwin Arrieta. Comenzó entonces un calvario para toda la familia que todavía sigue, con el joven chef español condenado a cadena perpetua y a la espera de que la justicia tailandesa resuelva su recurso después del verano. En medio de este panorama, Rodolfo ha reaparecido muy sonriente en un estreno de cine, defendiendo el «derecho y obligación de seguir».
La vida del hijo de Sancho Gracia quedó en pausa cuando tuvo conocimiento del arresto de su primogénito, fruto de su relación con Silvia Bronchalo. Empeñado en defender su inocencia, viajó a Tailandia y contrató a primeros espadas penalistas para que se hicieran cargo de su defensa, con el mediático abogado Marcos García-Montes, el despacho de Ramón Chippirrás y la criminóloga Carmen Bafalgón desde España, asesorando a los representantes legales tailandeses.
Casi dos años después de que comenzara aquel vía crucis, hemos podido ver una imagen más relajada del actor, que ha acudido a la presentación de Los futbolísimos 2: El misterio del tesoro pirata, un largometraje en el que su hermano Rodrigo ha trabajado como ayudante de dirección. «Era un buen momento. Por mi hermano, por el elenco, lógicamente, por todo el equipo, por apoyar el cine, por los productores, que son amigos… Por muchos motivos», ha expresado ante los medios de comunicación.
Un Rodolfo Sancho tranquilo que ha charlado con otros invitados, con los que ha intercambiado cariñosos saludos, como el entusiasta abrazo compartido con el exfutbolista Guti. «Yo le quiero mucho. Le he dado un abrazo. Hacía mucho tiempo que no le veía. Nosotros coincidimos cuando ellos estaban en Al salir de clase y yo empezaba a jugar al fútbol», ha explicado el deportista, acompañado por Romina Belluscio y por su hijo Enzo. Sobre los problemas de su hijo, discreción: «Es súperpersonal. En este tipo de cosas no me meto. Son cosas de familia y nada más. Le he dado un abrazo y el resto de cosas son cosas suyas», ha expresado. También ha sido muy cariñoso su encuentro con Miguel Ángel Muñoz, uno de los protagonistas de la cinta.
Rodolfo ha contado que está «bien en general». «Hay que seguir. Derecho y obligación de seguir», ha dicho. En este sentido, a mediados de mes trascendió su regreso al rodaje de la nueva temporada de Entre tierras, la serie junto a Megan Montaner que ha supuesto su vuelta a la primera línea interpretativa. Una grabación que ya ha terminado y por la que se siente «muy contento». Por lo demás, «con ánimo y con fuerza» para afrontar lo que esté por venir, igual que ha hecho hasta ahora con cada varapalo judicial.

El Tribunal de Apelaciones de Phuket se pronunciará después del verano sobre el recurso de casi 400 páginas presentado por la defensa de Daniel Sancho, que sostiene que la muerte de Edwin Arrieta no fue intencionada, sino el resultado de una pelea. Además, señala algunas irregularidades del proceso judicial y de la instrucción del caso. El fallo podría suponer un giro en la situación del chef español, ya que cabe la posibilidad de la anulación de la sentencia por vulneración de los derechos humanos y garantías procesales, lo que implicaría la repetición del juicio.
Otra posibilidad es que, con la modificación del delito propuesta por la defensa, se reduzca la pena a entre cuatro y ocho años, lo que facilitaría un futuro traslado a España para completar el cumplimiento de la condena.

Entretanto, Daniel Sancho pasa los días en la prisión tailandesa de Surat Thani, una de las más masificadas del país asiático, en una celda individual. Según ha contado García-Montes, está «animado» y «esperanzado». «El centro es seguro y Daniel está muy bien, tanto física como anímicamente», ha explicado. «Los lunes y los jueves habla conmigo, los miércoles con su padre y los martes con un amigo psicólogo, aunque esos días pueden variar según sus agendas», ha detallado el abogado penalista. Conversaciones de entre una hora y una hora y media en la que «le dejan decir lo que quiera».