Unzué será el primer sacrificado de la temporada menguante del Celta

La Voz

GRADA DE RÍO

M.MORALEJO

Los discretos resultados, la impresión de que cuenta con una plantilla para más y la gestión del grupo aparecen como los detonantes para que no lidere el próximo proyecto en Vigo

30 abr 2018 . Actualizado a las 23:31 h.

Juan Carlos Unzué no continuará en el Celta la próxima temporada. La discreta campaña del equipo, siempre lejos de la opción real de clasificarse para la competición europea, la falta de fiabilidad en el juego del equipo y la sensación de que los vigueses disponían de plantilla suficiente para aspirar a más (solo hay que tener en cuenta la pareja de goleadores), aunque el objetivo del club fuese acabar entre los diez primeros, pesan como una losa sobre el navarro, que en su día (según él desveló hace poco) había firmado por un año con otro opcional. Por encima, todo indica que de continuar perdería a gran parte de su cuerpo técnico, que volverá con Luis Enrique en su próxima aventura balompédica.

La abultada derrota en Villarreal, que de facto significa despedirse de Europa (que ahora está a un mínimo de cuatro puntos más golaveraje con solo nueve por disputarse), parece el pistoletazo de salida para comenzar a planificar el futuro y todo indica que en ese proyecto no estará Juan Carlos Unzué como piloto.

El navarro llegó al Celta el pasado verano como una apuesta personal de Carlos Mouriño. Incluso el presidente desveló que cuando se marchó desde Vigo (en su época de segundo de Luis Enrique) hacia el Barcelona, existían una especie de compromiso para su regreso. Para Unzué era su primera temporada en la máxima categoría como primer entrenador y una oportunidad de oro para abrirse camino, pero los resultados no han sido los esperados. Primero porque el equipo no arrancó bien, le costó asimilar la nueva idea de juego y olvidarse del fútbol de vértigo del pasado y después, porque llegada la segunda vuelta, cuando todo el mundo esperaba que el equipo adquiriese velocidad de crucero, como en el año de Luis Enrique, ese cambio de marcha no llegó a producirse. Al contrario, los célticos entraron en involución. Como consecuencia, solo en dos ocasiones a lo largo de 36 jornadas el Celta ha estado entre los siete primeros.

Porque Europa nunca fue una obligación (estar entre los diez primeros es el objetivo de la propiedad) pero la recesión de Real Sociedad -que ha tenido tiempo a rearmarse- y del Athletic de Bilbao dibujaron un panorama idílico que ha desaprovechado el cuadro celeste y al que se agarran ahora dos equipos con menos tope salarial como el Getafe y el Girona.

Resultados al margen, el juego del Celta no ha sido convincente a lo largo de toda la temporada. El 4-3-3 y la salida de balón desde la portería comenzó como un dogma de fe que no dio los resultados apetecidos y que el entrenador tuvo que matizar para acercar a Iago Aspas al área rival en un 4-4-2. Curiosamente, cuando mejor se ha sentido el Celta es jugando como en el pasado, en partidos de ida y vuelta, con la presión alta y a toda velocidad, una idea que ha sido más utilizada por recurso que por convencimiento por el inquilino actual del banquillo.

A todo esto hay que sumarle la gestión de la plantilla. El Celta invirtió el pasado verano cerca de 20 millones de euros en refuerzos, y el fichaje más caro de la historia reciente, Emre Mor, apenas tuvo continuidad. Por encima, sus episodios de indisciplina fueron perdonados pero no quedaron en el olvido. Su presencia testimonial en los últimos partidos así lo indica. Otros jugadores como Guidetti decidieron cambiar de aires en el invierno al ver que no contaban para el entrenador.

Aunque hablando de rendimiento, el principal lunar de Unzué parece el no sacar provecho del caudal ofensivo del equipo, con la segunda pareja goleadora del campeonato con 35 goles en su haber. Semejante pegada es sinónimo de cheque en blanco para aspirar a cotas mayores, pero la sangría defensiva y la inconsistencia del equipo echaron por tierra una marca que puede tardar mucho tiempo en repetirse.

Con semejante caldo de cultivo, la idea de que Unzué tenía en el 30 de junio su fecha de caducidad comenzó a planear en el ambiente un mes atrás. El propio interesado, en una de sus comparecencias, matizó que había fichado por un año con opción a otro en contraposición con lo apuntado el día de su presentación (dos años y vías de escape). Sin especificar ese programa de mínimos, Unzué hablaba de autoevaluación a final de temporada.

Con este panorama se abre para el navarro una nueva incógnita. Su idea inicial era volar libre, pero tampoco puede descartarse que forme parte del próximo proyecto de Luis Enrique.

A la dirección deportiva del Celta le tocará mover ficha para buscar sustituto. Óscar García Junyent fue el otro candidato el verano pasado y no puede descartarse que el ya extécnico de Olympiakos pueda estar de nuevo sobre la mesa si se consuma la salida de Unzué.