El celtismo tomaba Manchester para la primera semifinal europea de la historia del Celta el 11 de mayo del 2017
11 may 2023 . Actualizado a las 22:02 h.Aquella jugada en los instantes finales, ese eterno debate de si tenía que haber disparado Beauvue o si la responsabilidad era de Guidetti, fue el final más cruel para la mayor gesta lograda por el Celta en sus años de historia. Pero aquel 11 de mayo del 2017, tal día como hoy, fue mucho más. La mejor expresión de un celtismo ilusionado, que creyó y vibró como nunca y que tomó el centro de Manchester con sus cánticos, su entusiasmo contagioso - hasta la policía se rendiría a la expresión celtista de la que fue testigo- y su ejemplo de cómo disfrutar del fútbol. Para el recuerdo, incluso, aquella ronda del alcalde.
En aquella plaza donde se había dado cita el celtismo había de todo. Desde excélticos como Patxi Salinas o Nolito a miembros del club como Carlos Hugo que también inmortalizaron emocionados lo que allí se vivió. Pasando por jóvenes que nunca habían cruzado fronteras con su equipo porque ni habían nacido cuando el anterior EuroCelta hizo de las suyas y otros con mil batallas a sus espaldas. Había hasta aficionados llegados de Latinoamérica. Y de toda aquella aventura europea nacieron varias peñas como Celta Eiffel o Tulipanes Celestes.
Aquello fue mucho más que el partido de fútbol que suponía la primera semifinal europea para el Celta. Aquel encuentro terminó con un dolor fácil de revivir como si hubiera sido ayer por cualquier celtista. Pero al lado de eso, quizá por encima, está el orgullo de llegar, de disfrutarlo, de dar ejemplo como afición y de enseñar al mundo, como decía la campaña del club, el significado de afouteza.
En lo estrictamente futbolístico, los viguses acudían con un 0-1 adverso encajado en Balaídos que no pudieron levantar ante el equipo de Mouriho, a la postre campeón de aquella edición. El Celta de Berizzo, el técnico que quedará asociado para siempre al hito de que el club rompiera su techo europeo, luchó y creyó hasta el final. Un final de lágrimas que escondían tanta tristeza como orgullo. Era el final a una temporada europea mágica, seguramente irrepetible.