La amistad entre dos viguesas y el único celtista de Tánger

Míriam Vázquez Fraga VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Marga Rodríguez y Mar Tizón conocieron a Mehdi Matboule a través de la página de Facebook de Grada de Río y el mes pasado se reunieron en Marruecos

15 nov 2019 . Actualizado a las 12:33 h.

No lo puede asegurar al 100 %, pero Mehdi Matboule está convencido de que es el único celtista de Tánger, de donde es natural y donde reside. El mes pasado recibía la visita de dos amigas celtistas desde Vigo, Mar Tizón y Marga Rodríguez, pero no porque haya vivido en Galicia -nunca la ha pisado- ni tenga ascendencia, sino que las conoció a través de la página de Facebook de Grada de Río, de la que los tres eran seguidores y a través de la que Marga y Mehdi entraron en contacto en primer lugar.

Mehdi, de 27 años, empezó a interesarse por el Celta a los 10 a raíz de un 3-1 al Barcelona (corría el año 2001). «Fue un amor casual y espontáneo, una coincidencia. Yo soñaba con ser futbolista y quedé impresionado por Mostovoi, que fue la estrella del partido. De repente me encontré a mí mismo animando al Celta con pasión mientras la gente de mi alrededor apoyaba al Barcelona», recuerda destacando que en su país todo el mundo apoya al Real Madrid o al club culé. Admite que primero le maravilló el jugador, el Zar, y de ahí pasó a simpatizar con todo el equipo. «Me gustaba la manera en que jugaban, el estilo de ataque. Siempre digo que el Celta juega para marcar goles, no para defender, ¡incluso si gana 7-0!».

Desde esa época, Mehdi siempre ha seguido al Celta y un buen día, hace alrededor de cuatro años, leyó un comentario de Marga en Grada de Río y decidió mandarle una solicitud de amistad. ¿Por qué a ella? «Fue al azar, una coincidencia genial porque Marga resultó ser una gran persona y nos acabamos haciendo amigos», responde. El objetivo de entrar en contacto con una persona aficionada del Celta era clara: «Quería que algún aficionado vigués me explicara exactamente qué era la afouteza, en qué consistía. Siempre había querido saberlo. Y gracias a ella pude entenderlo y convertirlo en mi estilo de vida ante un obstáculo o una dificultad en mi vida», desgrana.

Marga confiesa que cuando recibió la solicitud de amistad de Mehdi fue bastante reticente y, de hecho, en un primer momento no la aceptó. «Me extrañó mucho y lo dejé estar. De allí a unos días, me mandó un mensaje. Me decía que era celtista, el único de Tánger, que sus amigos se reían de él porque allí a nadie conocía a este equipo. Quería contactar con algún celtista para que le pasara información y tener más contacto con el club», explica. Entonces sí aceptó y comenzaron a hablar de vez en cuando, primero por Internet y luego por teléfono, cada vez más hasta considerarse amigos. Pronto se sumó Mar, amiga a su vez de Marga. «Ella siempre me hablaba de las conversaciones que tenía con Mehdi, de lo mucho que le gustaría ir algún día a Balaídos. Y empecé a grabarle yo vídeos en los partidos para mandarle», recuerda Mar.

Las dos viguesas, amigas y compañeras de trabajo, tenían en mente desde hace tiempo un viaje a Marrakech y cuando Mehdi lo supo las animó a pasarse por Tánger y conocerse, como así hicieron. «Se portó con nosotros como si fuéramos de su familia. Le llevamos una camiseta de Hugo Mallo, su jugador preferido, y una bandera firmada por los jugadores y alucinaba. No daba crédito», explica Mar con gratitud. Y añade que el momento en que las recibió en el aeropuerto tuvo un punto cómico. «Quedamos en ir todos con camisetas del Celta para reconocernos, aunque nos habíamos visto en fotos. Cuando nos encontramos los guardias nos miraban con una cara...», rememora.

Aunque las amigas se alojaban en un hotel, admiten que sus familias las tacharon de poco menos que locas por ir a reunirse con alguien a quien no conocían en persona. «Nos llevó a su casa y nos presentó a su familia, todos encantadores, y nos pidió que les explicáramos también a ellos qué es la afouteza», detalla Marga. Tanto en la casa de su familia como en la que ahora comparte con su esposa se respira celtismo. «Nos quedamos asustadas, porque tiene una bufanda presidiendo el salón de la casa de sus padres y otra en la pared de su habitación en la suya», explica Marga. Ella incluso le llegó a enviar camisetas desde España que él le pagaba con antelación.

También para Mehdi la visita de Marga y Mar fue muy especial. «Fue maravilloso tenerlas aquí, me hizo muy feliz», cuenta. Cuenta que junto a su mujer -que es ya celtista también, como su padre- y un amigo cercano trató de mostrarles lo más destacado de la ciudad, aunque insiste en que dos días no son suficientes. «Estoy muy agradecido por la camiseta firmada por Hugo y la bandera firmada por todos los jugadores. Espero que algún día pueda verlos en persona en Balaídos».

Mehdi, diseñador gráfico de profesión -incluso creó una página para el negocio de Marga, una floristería-, lamenta la dificultad de conexiones con Vigo para poder viajar, aunque espera poder hacerlo en el futuro. Por algo su lema de vida, dice, es «nunca rendirse y siempre afouteza».