El Celta duda y hace dudar

Julio Álvarez -Buylla VIGO

GRADA DE RÍO

m.moralejo

15 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Tres meses después el Celta ha regresado a la competición sin el calor de la afición, sin dinámica, sin la mejor versión de Rafinha y dejando unas dudas que antes del parón parecía en gran parte superadas o cuando menos encauzadas. El sábado los celestes reabrieron la puerta a estas dudas, con la circunstancia añadida de que esta vez la travesía será solitaria y sin contar con el aliento y la fuerza de una afición cuyo peso en el equipo ha quedado demostrado a golpe de reconquista anímica.

Los vigueses, en este arranque, se perdieron corriendo detrás de los jugadores amarillos, que tuvieron el control de la sala de operaciones de Balaídos dominando el centro del campo y convirtiendo a Rubén en el milagroso guardián de las esperanzas celestes en el partido. En ataque, Rafinha estuvo lejos del protagonismo que había acaparado en la recuperación celeste de principios de año y Aspas, aislado arriba, apenas encontró balones para asociarse. Imagen que hace aflorar las dudas en los aficionados y que nos llenan a todos la cabeza y el corazón de preocupación. El miércoles, y sin tiempo para lamerse las heridas, llega el Valladolid. En esto consiste esta mini liga, adaptación y recuperación.

La clave: Puedes tener un mal día en ataque o tener dificultades para generar juego ante un rival superior. Pero si además eres inferior defendiendo, pocos argumentos quedan para justificar la derrota. El Celta fue inferior en ataque y en defensa. Correr se corrió, pero mal y dando la sensación de no hacerlo. Gerard y Alcácer fijaron el carril central y permitieron a Cazorla e Iborra tener el balón y distribuirlo para generar con facilidad aproximaciones al área celeste, bien en profundidad o bien en amplitud con la incorporación de los laterales visitantes, sobre todo por su derecha. El centro del campo, desbordado, no ayudó y fueron ineficientes sobre todo en la defensa de las incorporaciones de los jugadores de la segunda línea amarilla. En el área tampoco se defendió mejor y Rubén hizo de muro de contención hasta que con el desconcierto de tanto cambio los vigueses perdieron un importante punto visto lo visto los 90 minutos anteriores.

Rubén Blanco: La segunda línea visitante hizo daño a los vigueses incluso llegando a posiciones de remate claras en las que Rubén volvió a dar continuidad en una temporada en la que ha sido salvador en más de un partido. Tres manos salvadoras impidieron hasta el último instante la huida de un punto que finalmente acabó emigrando. De lo poco destacable del sábado.

Los dilemas del banquillo: Óscar nos tiene acostumbrados a su flexibilidad táctica modificando sus planteamientos tácticos no solo de un partido a otro, sino tomando decisiones en el mismo partido. Hasta ahora, Óscar había apostado por defensa de tres ante rivales fuertes por dentro o que igualaban delanteros y defensas por dentro, pero el sábado el cambio se hizo esperar hasta el descanso y logró detener la iniciativa visitante. La explicación de la vuelta de tuerca de los últimos 15 minutos y los movimientos tácticos finales podrían parecer una de las consecuencias de la ampliación del número de cambios, o no.

Los cambios: Y es que un nuevo escenario se abre delante de los entrenadores. Con la ampliación de 3 a 5 cambios los equipos que apuesten por agotar las sustituciones prácticamente modificarán un 50% el equipo inicialmente presentado. Una variación que no es menor y que será necesaria manejar para equilibrar rendimiento físico y táctico. Más opciones de elección y mayor número de toma de decisiones, una posible arma de doble filo.

Julio Álvarez-Buylla es entrenador nacional, máster en psicología deportiva y coach deportivo.