Con la intención de mantener el tope salarial

La Voz VIGO

GRADA DE RÍO

XOAN CARLOS GIL

24 jul 2020 . Actualizado a las 21:10 h.

El Celta espera poder mantener el límite salarial de 68,3 millones la próxima temporada pese a la esperable merma de ingresos y a los nuevos ajustes de la LFP. Los vigueses apelan a su buena salud económica, fruto de una fuerte contención del gasto desde hace muchos años. A priori la céltica es una de las entidades que mejor deben salir del escenario de crisis que también se avecina en el mundo del fútbol.

Tres son los parámetros motivo de ajuste en la previsión de cuentas que los clubes deben enviar a la LFP y de la que se deduce después el límite salarial de cada entidad: para comenzar no se pueden incluir las ventas previstas en el mercado estival, una fórmula admitida hasta que estalló la pandemia en base a un baremo de las últimas tres temporadas. En el caso del Celta, y aunque en la actualidad no tiene ninguna oferta, tiene previsto hacer caja con un par de futbolistas, pero no lo pudo incluir en el balance.

Tampoco se puede incluir el capítulo de abonados ya que está por ver si los aficionados pueden volver a los estadios en la temporada que en principio debería arrancar el 12 de septiembre y del mismo modo la patronal tampoco autoriza acuerdos publicitarios que no estén cerrados y firmados. Antes era factible incluirlo en base a un acuerdo aunque no estuviera rubricado.

El Celta se encontrará con el hándicap de que sus ingresos por televisión siguen menguando por el epígrafe de méritos deportivos. Por segundo año consecutivo le corresponde el 1 % del reparto por clasificación al repetir en la décimo séptima posición.

Los motivos de la apuesta

Mantener el nivel salarial se antoja capital para la esperanza del Celta de poder mantener en Vigo a jugadores como Murillo o Rafinha, a los que le tendría que hacer sitio dentro de un límite ya justo debido a la inversión realizada y al caché de muchos futbolistas. Para retener a Murillo el club ya negocia en busca de fórmulas que le permitan afrontar la operación, mientras que con Rafinha todavía no ha comenzado la partida.

En enero pasado, para afrontar las llegadas de Murillo, Bradaric y Smolov el Celta tuvo que incrementar en seis millones de euros el límite con el que comenzó la temporada.

Ahora la idea es partir del mismo escenario para confeccionar un equipo competitivo y en una posición más acorde con la apuesta económica. De hecho los vigueses vienen de firmar los puntos más caros de su historia en el ejercicio recién finalizado: 1,7 millones por cada uno de los 37 puntos alcanzados al final de liga.

Si consigue su objetivo será uno de los pocos equipos que no tenga que ir a la baja en la próxima temporada.