Vlado Gudelj, 30 años sonriendo en Vigo

LA VOZ VIGO

GRADA DE RÍO

XOAN CARLOS GIL

El actual delegado, que también cumple una década en el cargo, llegaba al Celta el 16 de julio de 1991

16 jul 2021 . Actualizado a las 21:08 h.

El 16 de julio de 1991, un delantero yugoslavo al que se venía relacionando con el Celta desde hacía varios días pisaba Vigo por primera vez. En ese momento, aquel jugador procedente del Velez Mostar era uno más de una serie de fichajes que se habían anunciado de golpe. Poco se podía imaginar hace 30 años que Vlado Gudelj no solo llegaba para hacer historia en el club -258 partidos y 113 goles-, sino que aterrizaba para quedarse y ser un verdadero ídolo del celtismo. Porque, además, este verano celebra también diez años como delegado del primer equipo. Y a sus 54, lleva más de media vida ligado a la ciudad.

El 1 de septiembre de 1991, con Txetxu Rojo en el banquillo y ante el Lleida en la primera jornada de aquella liga, disputaba su primer partido como céltico, en el que se apuntaba sus primeros dos goles. 25 más iba a conseguir esa temporada en segunda para impulsar al equipo al ascenso a la máxima categoría. De ahí, a jugar siempre en Primera y poder marcar ante el Liverpool en UEFA en su última temporada.

Tras su despedida, en el verano de 1999 al no entrar en los planes de Víctor Fernández, Vlado hablaba a las claras de lo que significaba el Celta para él. «No me perderá ningún partido,. Me colaré en el banquillo para ver al equipo y llevaré el uniforme por debajo por si acaso», contaba entre risas al poco de fichar por el Compostela, donde se retiró dos años después. Señalaba entonces el ascenso, la final de Copa de 1994 y la clasificación para la UEFA como sus mejores recuerdos. A Fernando Castro Santos lo recordaba como su entrenador más duro en Vigo y la lista de amigos que mencionaba era interminable.

Una de esas amistades era Patxi Salinas, que se deshace en elogios hacia él siempre que tiene ocasión. «De Vlado tengo recuerdos imborrables e inmejorables, es de esas personas que dejan huella en tu vida, un tipo excepcional, de diez, casi perfecto y el futbolista más importante de nuestra generación», señalaba en su día a La Voz. Y destacaba esa sonrisa en la cara que conoce todo el que se ha cruzado con él. «En alguna ocasión se enfadaba y te soltaba algo en serbio. Pero si le oí aquella palabra 20 veces le vi sonreír 20 millones».

Vlado es, además, el único exfutbolista del Celta que cuenta con dos peñas celtistas que llevan su nombre, en Vigo y en A Rúa. «Es una figura de las más representativas del Celta, se sigue viendo a día de hoy, con su trabajo para el club y con la gente», explicaba en su día Carmen Iglesias, presidenta de la agrupación viguesa, incidiendo siempre en su calidad humana más allá de lo futbolístico.

M.MORALEJO

En su faceta de delegado -el segundo rol que desempeña en la estructura del club tras retirarse, pues antes fue relaciones públicas-, contaba nada más asumir el cargo que no sabía cuánto duraría, pero que solo se centraba en aquella temporada. «No lo sé, solo pienso en hacerlo bien esta temporada», decía. Y a la conclusión de la misma, el año del ascenso, Paco Herrera se sumaba a los elogios hacia él: «Nos ha dado muchísimo a lo largo del año. Los jugadores se han apoyado en él en momentos complicados». Su sintonía con ellos a lo largo del tiempo ha seguido siendo patente.

Agradecido siempre con las «sensaciones bonitas y alegrías» que el Celta les dio tanto a él como su familia, Gudelj reconocía tiempo atrás que «la única forma» en que se sentía «feliz y contento era con la camiseta y el pantalón corto» aparte de los suyos. Pero la afición y su día a día como delegado se han encargado de que siempre lo tenga presente. Y de que siga sonriendo en Vigo 30 años después.