El Celta B, un filial lleno de enigmas

LA VOZ VIGO

GRADA DE RÍO

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Sin apenas pretemporada, con confinamiento y con novedades, la realidad del Celta B

29 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El Celta B parece un equipo clandestino, del que poco o nada se sabe. Por una complicada pretemporada, con solo tres amistosos y un confinamiento por los casos de covid. Justo en el año en el que la tropa de Onésimo Sánchez necesitaba más rodaje al contar con 10 jugadores nuevos y estrenarse en una categoría en la que descienden el 25 % de sus inquilinos. Salvarse debe ser el gran reto de un equipo que en Riazor comenzará a desplegar su catálogo, aunque todo indica que la primera jornada le coge todavía muy verde.

Fichajes

Diez caras nuevas y doce bajas. 

La renovación en el filial céltico ha sido total. Del equipo que consiguió el pase a la Primera RFEF solo quedan nueve jugadores (Pampín, Iker Losada, Gabri Veiga, Carlos Domínguez, Alfon, Holsgrove, Lautaro, Miguel Rodríguez y Álvaro Fernández). El club dio de baja a doce y hasta la fecha incorporó diez nuevos, intentando dotar de experiencia, además de juventud, su proyecto. Por líneas, los célticos ficharon al portero Gaizka Campos; los defensas Javi Castro, Álex Martín, Thomas Carrique y Fernando Medrano; los centrocampistas Álex Carbonell y Carlos Beitia y los atacantes Javi Gómez (que regresa después de un año en el Burgos), Cedric Teguia y Fabricio do Rosario.

Pretemporada

Solo tres partidos y otras tantas suspensiones. 

El filial vigués vivió el verano más atípico en cuanto a resultados y solo pudo disputar tres contiendas. En el primer ensayo superó por 2-1 al Coruxo, luego empató (2-2) con el Leixoes, esta temporada en Segunda, y perdió en Espiñedo ante el Arenteiro por 3-0. La cita de O Carballiño, en la primera semana de agosto, fue la última. Luego llegaron las suspensiones con el equipo B del Leixoes y el Vizela, también portugués, y con el Arousa y el Compostela.

Confinamiento

Los casos de covid llevaron al plantel a entrenarse en sus domicilios. 

A finales de julio, los positivos por covid llevaron a Onésimo Sánchez a tener que suspender los entrenamientos presenciales y a enviar a todos los jugadores a sus domicilios, en donde siguieron con su programa de trabajo. Esta situación también impidió a algún canterano marcharse a la concentración de Marbella con el primer equipo y asimismo afectó al cuadro juvenil. Las suspensiones de agosto estuvieron relacionadas con las secuelas de la vacunación.

El debate

Un equipo no formador que tiene que competir. 

La guinda al verano movido del Celta B fue la reflexión pública de Eduardo Coudet sobre el modelo del segundo equipo. Desde el punto de vista del Chacho, el filial no es un club formador y debe cumplir sus objetivos, preguntándose en público a qué jugadores podría incorporar a una convocatoria y recordando que el salto de dos categorías es muy grande. 

Las promesas

Momento de medir el crecimiento de Gabri Veiga y Miguel Rodríguez. 

El curso pasado, con la llegada del Chacho Coudet, dos de las perlas celestes, Gabri Veiga y Miguel Rodríguez, no tuvieron minutos con el primer equipo ni con el filial, porque cuando bajaron fueron carne de banquillo. En la presente temporada, en dinámica de segundo equipo desde el principio, deben luchar por adquirir un rol de importantes en un conjunto que solo cuenta en nómina con media docena de productos criados en A Madroa. Hay menos canteranos en el B que en el A.

El objetivo

La salvación en una liga con un 25 % de descensos. 

Mantener la categoría es el reto deportivo del Celta B para la temporada que hoy comienza. Y el objetivo no parece nada fácil teniendo en cuenta que descienden cinco de los 20 equipos del grupo, el 25 %. De inicio, el conjunto vigués juega con el hándicap de no poder ensamblar el equipo a lo largo del verano y tendrá que hacerlo a la carrera entrada la liga. Con Deportivo y Badajoz, dos de los favoritos al ascenso, como primeros rivales en la liga regular.