«Parece que no les importa que cada vez seamos menos celtistas en Balaídos»

m. v. f. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

XOAN CARLOS GIL

Abonados del Celta opinan sobre la gestión del club con las entradas del partido ante el Granada

25 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La puesta a la venta de entradas para el partido ante el Granada ha sentado como un jarro de agua fría a parte del celtismo. No por el hecho de que se vendan, sino porque achacan la falta de interés -menos solicitudes de socios que entrada disponibles- a los errores de los últimos años en relación a la masa social y, sobre todo, porque muchos pudieron comprobar cómo sus butacas están a la venta mientras a ellos les reubica en sitios de mala visibilidad. El Celta anunció cerca de las 22.00 horas de anoche que se podrán hacer cambios de asiento en taquilla hoy y el lunes y pidió disculpas por un error en el programa informático.

Reyes, Terra Celeste

«Estamos en pandemia, pero este maltrato no es de ahora»

La presidenta de la peña Terra Celeste, Reyes Álvarez, cuenta que convenció a muchos de sus peñistas para que no se dieran de baja, mientras que con otros no lo logró. Y los entiende. «Sé que estamos en pandemia, pero este maltrato al socio no es de ahora y se va colmando el vaso», lamenta. Le molesta que no se haya permitido la cesión de asientos mientras se «vende dos veces» esa butaca de los que pagaron y no van, por lo que habla de «estafa».

Tampoco comprende que a ella y su marido, convivientes, no se les sitúe juntos en le grada, como tampoco a otras familias de su peña, incluso en gradas distintas. «Parece que no les importa que cada vez seamos menos. Desde niña, en Balaídos me sentía en casa; ahora no, te tratan como si fueras foráneo», dice. Argumenta que Terra Celeste se concibió «para apoyar y defender los colores del Celta, no al consejo de turno», que recibe de por su parte «felicitaciones o críticas» según sus actuaciones. Alaban su gestión económica, pero creen que contrasta con la social.

Alberto, Irmandiños 1923

«Somos menos de lo que nos gustaría creer»

Desde la peña Irmandiños 1923, a Alberto Fraga no le sorprende que no se haya cubierto el aforo con socios, pero saca una conclusión inequívoca: «Me preocupa como síntoma de que somos menos de lo que nos gusta creer», por mucho que el horario no sea bueno y demás inconvenientes, recuerda. En base a eso, le parece correcta la venta de entradas para que haya un mejor ambiente en Balaídos y constata que las reubicaciones están siendo «molestas para todos». «La gran mayoría de nuestros miembros eran abonados de Siareiros y Marcador, dos gradas que ahora mismo no existen», destaca. Entiende el malestar pero llama a fijarse en dos factores: la reducción de aforo por la ampliación de espacio entre filas en Río y la obra de Marcador y que parte de los asientos que luego se ven vacíos y que son mejores que los asignados a otros abonados corresponden presumiblemente a personas que piden entrada y no van. «Me parece, como poco, difícil que a todos los abonados se les pueda asignar un asiento cerca del suyo original, con familia o colegas al lado y demás», analiza. En todo caso, sí cree que «vender asientos de la fila 18 y mandar a abonados a la 1 o la 2 requiere una explicación». Finalmente, llegó anoche.

Pablo, Allariz Celeste

«Hai que ter paciencia, adaptarse e arrimar o ombreiro»

Para Pablo Feijoo, de Allariz Celeste, «o importante é ir ao fútbol». Explica que los ocho abonados de su peña han tenido la suerte de recibir entradas siempre y con eso se conforman. «Entendo o mosqueo, pero hai que ter paciencia, adaptarse e arrimar o ombreiro, non desquiciarse», dice en una llamada a la calma que en la agrupación ourensana están aplicando. Considera que «é triste que non se encha o campo» y, ante eso, comprende que se vendan entradas. «Nós fomos reubicados de Marcador a Gol e collemos o que nos dan. Estamos contentos de poder ir a Balaídos. Nos non nos sentimos maltratado polo clube», dice en contraposición con las sensaciones de otros aficionados.

María, Llondon Celtas

«Cos que somos, o trato debera ser máis personalizado»

Muchos celtistas tienen la sensación de que las cifras de socios que ofrece el Celta no se corresponden con la realidad. «É unha chorrada agochalo. Somos os que somos e xa está», comenta María Sabarís, de London Celtas, socia de las que apenas pueden ir a Balaídos al residir en Inglaterra. En relación con esto y con la reubicación, argumenta: «Supoño que estará informatizado e o programa distribuirá. Pero cos que somos, o trato debera ser máis personalizado. Se non, deixas de lado ao socio», se queja.

Ha sufrido en su carnes, además, otro problema: el del plazo para pedir entradas, muy corto. «No anterior partido, chega un mail ás sete e o prazo remata ás dúas. Seica xa o anunciaran antes en Twitter, pero esa non pode ser a fonte primaria. Cantas persoas de máis de 50 teñen Twitter?», plantea.

Carlos, Baixo Miño

«El club tiene que mejorar los sistemas informáticos»

El presidente de la Peña do Baixo Miño, Carlos Barros, de 74 años, pide él mismo por Internet sus entradas y las de otros integrantes de la peña que no se manejan tan bien con las nuevas tecnologías. Constata que «hay personas a la que les cuesta» y que eso supone una traba añadida. Sobre el hecho de que se sitúe a abonados con sitios centrados en esquinas o primeras filas, ha vivido varios casos en su peña. «No sé si está bien hecho o no, me imagino que es cosa de un programa informático, pero el Celta debe buscar sistemas que funcionen mejor. Siempre que hay que hace trámites a través de Internet, hay algún problema», lamenta.

Es conocedor de casos en los que la diferencia entre el asiento habitual y el otorgado para estos partidos es abismal». «Si sobran, me parece bien que vendan, pero no que pongan a esas personas en sitios mejores que los abonados».

Guillermo, Embruxo Celeste

«Foi culpa miña, pero quedamos os peñistas sen entrada»

Guillermo González, de Embruxo Celeste, era el encargado de solicitar las entradas de los abonados de su peña. No estarán en Balaídos. «Sei que foi culpa miña, pero deberían dar un pouco máis de prazo, e sempre o mesmo. Saín de traballar e quixen mandar a petición ás oito, pero resulta que remataba ás seis», lamenta. Le ha supuesto un gran disgusto al tener la responsabilidad no solo de su propia entrada, sino de las de más abonados. «É unha pena, porque ademais seguro que despois o campo estará medio baleiro».