Jorge Cuesta: «No me dio vértigo venir a China, la vida del entrenador es así»

MÍRIAM V. F. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

CEDIDA

El extécnico de la base del Celta vive su primera experiencia lejos de casa

02 nov 2021 . Actualizado a las 08:22 h.

Jorge Cuesta (Vigo, 1984) ha pasado de un extremo al otro. Y no solo geográficamente, que también. De entrenar en su ciudad natal y en el club de su vida, el Celta, ha pasado a hacerlo en el Wuham Three Towns, en China. Se mantiene, eso sí, la categoría juvenil de la que se hace cargo. Pero para él ha empezado un nuevo reto que afronta con energía y sin miedo. Sabe que la vida del entrenador depara estos cambios y quiere experimentarlos.

—¿Cómo le surge la oportunidad de irse a entrenar a China?

—Por medio de una agencia de representación con la que tenía contacto. Me dicen que hay un proceso de selección, que están interesados en un entrenador español. Mandé el CV y, entre todos los enviados, me seleccionaron para las categorías inferiores.

—De Vigo, su ciudad, a China. ¿No le dio algo de vértigo el salto?

—No. Tenía la idea de no seguir en el Celta y me apetecía probar fuera a ver si en otro sitio puedes crecer de otra manera. La oferta económica era muy superior a cualquier otra y me decidí a cogerla. Ir de un sitio para otro no deja de ser la vida del entrenador.

—¿En qué momento vio que la etapa en el Celta estaba agotada?

—Casi desde el inicio de temporada. Me quedé por la Youth League y al ver que no se disputaba, la categoría ya no era un reto personal para mí. Estaba descontento con cómo funcionaban las cosas, fui viendo que no quería seguir. A la vuelta de Navidad ya lo tenía más que claro. No solo por mí, sino porque ya era una persona molesta para el resto. Estás de mal humor, te parece todo mal...

—Pero tomó la decisión sin tener nada fijo, ¿no?

—Sí. En abril o mayo me comentan esta posibilidad y que envíe el CV, pero cuando me dicen que están interesados, ya había avisado en el Celta que no seguía. Buscaba una oportunidad para entrenar, en España o donde fuera.

—¿Qué ha encontrado en China?

—A nivel futbolístico, es un club con recursos, que quiere invertir tiempo y dinero en la gente de aquí. Su filosofía es tener jugadores de la zona que táctica y técnicamente están un poco más limitados. Creo que a día de hoy, mis jugadores sub-19 jugarían la mayoría en Liga Nacional.

—Será todo un reto mejorar a esos futbolistas.

—Sí, por eso estoy tan contento. Ves que aunque sea con el traductor, vienen todo el rato a preguntar, les corriges, les explicas... Y notas que están tan motivados por aprender como lo estoy yo por enseñarles. Son cosas diferentes para ellos que funcionan en el campo cuando juegas un partido. Igual dentro de tres meses digo que esto no da para más o no me motiva, pero por ahora estoy encantado.

—Hablaba del traductor, ¿cómo se maneja con el tema del idioma?

—Cogí mes y medio de clases online cada día una hora y sé contar hasta veinte, pero poco más. Para entrenar, algunos ejercicios siempre puedes hacerlo tú, enseñar con el ejemplo, pero decir o entender una frase, a día de hoy, nada, solo algunas palabras sueltas. Sin el traductor que viene conmigo a entrenar o a hacer cualquier gestión, sería imposible. El móvil también ayuda, por ejemplo cuando fui a cortarme el pelo. Con el inglés, aquí solo la gente joven lo empieza a manejar algo más. En el equipo tengo la suerte de que hay chicos que estuvieron en un proyecto en España, entienden algunas palabras y te ayudan a transmitir alguna cosa a los demás.

—¿Cómo está la situación con el covid-19 ahora?

—En el metro o centros comerciales cerrados se usa mascarilla, pero por la calle, en el trabajo, entrenando o saliendo a tomar algo por la noche, parece bastante más olvidado. Quieren que el mundo vea que esto ya pasó e invierten mucho también para que en la ciudad haya de todo. Recientemente hubo cinco casos de covid después de año y pico y pararon todo mes y medio, haciendo test a 22 millones de habitantes. Es otro mundo. Cuando llegué, el equipo llevaba tres semanas entrenando de nuevo.

—¿Siente que está de paso o no le importaría quedarse un tiempo?

—Firmé un año y ya se verá. Igual yo me quiero quedar, pierdo tres partidos y ya no me quieren aquí. O me sale algo en otro sitio. Pero de momento, estoy muy contento. La familia y los amigos no pueden venir por el tema de las cuarentenas y es mi único problema aquí. Si eso cambia, no digo que no me quede dos años, tres o diez. Estoy muy a gusto.