
El equipo de Carvalhal, con un 4-4-2, mejoró ligeramente en algunos aspectos, pero se quedó sin premio
06 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.El Celta de Carlos Carvalhal arrancó con una derrota por la mínima ante Osasuna. El equipo volvió a pecar de dar facilidades defensivas al rival y también de no aprovechar las propias para, al menos, haber puntuado. Con el once esperado, pero aplicando ya algunos matices y haciendo debutar a Williot Swedberg en la jornada 13, el entrenador luso comenzó a dejar su sello. Y después aseguró sentirse muy optimista para lo que viene en función de lo que había visto.
Once
Sin margen para las sorpresas en la alineación
Carlos Carvalhal había dejado claro en la previa que no era mago y que tres días no era un margen suficiente para cambios de calado. De sus palabras se podía intuir una apuesta por un once continuista y así fue. Gabri Veiga tenía que desaparecer obligatoriamente para cumplir su sanción tras la expulsión de Almería y su hueco lo ocupó Franco Cervi, que en el último partido del Chacho no había sido de la partida estando disponible por primera vez este curso.
Sistema
Apuesta por el 4-4-2
Como se esperaba, y después de haber dejado claro en la previa que solo había recurrido a la defensa de cinco centrales de modo puntual a lo largo de su carrera, Carvalhal se decantó por un 4-4-2 con Óscar Rodríguez y Fran Beltrán en el doble pivote, con Carles Pérez y Cervi como extremos. Cuando se fue el talaverano, optó por cambiar al argentino de banda y colocó en la izquierda al debutante Williot Swedberg, que disponía por fin de sus primeros minutos. De esta manera, buscó darle más profundidad al equipo.
Pequeñas mejoras
Más intensidad y verticalidad
Los brotes verdes del Celta de Carvalhal estuvieron en una mayor intensidad y verticalidad, especialmente durante la primera media hora de juego. El equipo quiso jugar, no tuvo miedo a encarar, jugó a una velocidad más de lo que lo hacía con Eduardo Coudet y tuvo más llegada al área rival.
De nuevo a contracorriente
La maldición del primer tiro rival como primer gol encajado
Pese a lo bueno que había mostrando de inicio, entrando bien al partido, para el Celta ya se ha convertido en habitual tener que lidiar con que el primer tiro del rival sea también el primer gol. Sucedió, de hecho, también con el segundo, ambos de Chimy Ávila. Así, los vigueses se vieron por debajo en el marcador cuando apenas habían transcurrido ocho minutos, pero reaccionaron bien y lograron el empate con un gran gol de Iago Aspas que devolvía las tablas al marcador.
Segundo gol
Un mazazo
Con ventaja en el marcador, Osasuna comenzó a abusar de las pérdidas de tiempo y de las faltas. Para colmo, se encontraron con un segundo gol que fue un auténtico jarro de agua fría para el Celta. El 1-2 sentó fatal a los vigueses, que acusaron los nervios y la precipitación, que a su vez se reflejaron en desajustes. Con todo, tuvieron ocasiones para haber llegado al descanso en tablas.
Cambios
Solo tres sustituciones
En lo que siguió por ahora la línea de Coudet su sustituto fue en el hecho de hacer menos cambios. En el 57, retiró a Carles y a Larsen, dando minutos a Williot y a Goçalo Paciência, que tuvo una incidencia muy positiva, pues con el noruego, el equipo vigués estaba resultando demasiado monótono en la faceta ofensiva. También siguió la estela del Chacho en darle minutos a Pablo Durán por segunda jornada consecutiva. Fue el único jugador con ficha del Celta B que intervino.