El jugador del Celta marcó su primer gol en la máxima categoría frente al Sevilla
09 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Miguel Rodríguez Vidal (Redondela, 2003) no es ningún descubrimiento. Antes de la irrupción de Gabri Veiga, el atacante ya era el señalado como la joya de la corona de la cantera del Celta. Sin embargo, llevaba más de dos años sin pisar la Primera División y, de por medio, se quedó un verano sin hacer la pretemporada con el primer equipo.
Pero el talento siempre sale a relucir y 29 meses después, en el mismo campo en donde jugó con el Celta por última vez, el de Redondela pegó un golpe en la puerta marcando su primer gol en la élite. Lo hizo siguiendo las indicaciones de Carlos Carvalhal: «Me dijo que estuviera abierto en banda y que cuando pudiera, que encarara y golpeara a puerta, le hice caso y al final tuve la oportunidad de marcar».
Era el minuto 89 de partido, llevaba 13 minutos en el campo, le había dado profundidad a su banda con su zancada y sus cambios de ritmo y, por primera vez, se animaba con el disparo a la portería rival. Su tiro, tras combinar con Iago Aspas y con Larsen como asistente, entró tras pegar en la cepa del poste. Un zurdazo letal desde la frontal. Su gol llevó tal silencio a la grada, que el canterano no sabía si había subido al marcador: «Pensé que no había valido, estaba todo el mundo en silencio y me dije: ‘¿Qué ha pasado aquí?’. Pero al final vi que valió y lo celebré con mucha euforia».
En realidad, la puesta en escena del redondelano es la misma que viene repitiendo semana a semana en el Celta B, en donde suma ocho goles esta temporada después de liderar el ránking anotador del pasado curso (11 dianas sin ejercer de delantero de referencia). «Llevo toda la vida trabajando para poder tener esta oportunidad y estoy muy contento. Yo juego con el B y trabajo con ellos cuando me llaman para ganarme una oportunidad, en Sevilla me la dio y estoy muy contento», respondió.
El tanto debe ser un espaldarazo para un futbolista que debutó en la élite de la mano de Óscar García Junyent en octubre del 2020 ante Osasuna. Luego tuvo tres presencias más y desapareció del mapa hasta que Carvalhal lo rescató, primero, para entrenar; más tarde, para incorporarlo a las convocatorias y, ahora, para darle sus primeros minutos dos años después.
Quizás sea el primer paso para quedarse en el equipo en un plazo no demasiado largo, aunque antes tiene un escollo pendiente que solucionar, una renovación (finaliza contrato en junio del 2024) que Carlos Mouriño ve por buen camino. «Con los representantes de Miguel nos hemos sentado muchas veces, creo que está próxima, no hay el más mínimo problema con él. Está muy integrado en la cantera, es un chico muy celtista».