
El canterano del Celta, que tiene pendiente jugar un encuentro completo en Balaídos, vuelve tras cumplir el partido de sanción y en medio del revuelo por su futuro
17 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.El Celta echó de menos a Gabri Veiga en el último, y ya lejano, partido de Sevilla. El del Pizjuán suena a ensayo de la vida sin el porriñés que se avecina a partir del 30 de junio, por eso toca disfrutar de sus (teóricas) últimas diez jornadas de celeste.
Curiosamente, Gabri Veiga, jugador esencial que no pisa el banquillo céltico desde el 19 de octubre en Pucela, nunca jugó un partido completo con el primer equipo en Balaídos. De hecho, de sus 26 participaciones esta temporada, solo disputó los 90 minutos en dos ocasiones, y precisamente una fue en Mallorca en la primera vuelta, en el último partido que los célticos perdieron a domicilio. La otra, en Anoeta ante la Real Sociedad.
Detalles al margen, Gabri Veiga le da al Celta «profundidad, agresividad, trabajo con y sin balón...», según Carlos Carvalhal, que ve al porriñés en la senda de Iago en cuanto a recorrido: «Tenemos un jugador diferencial, que es Aspas, pero Gabri tiene todas las condiciones para serlo, no ahora, pero si sigue así lo va a ser también», dijo el técnico, que sacó el catálogo del porriñés: «Empieza a hacer cosas muy buenas, tiene qué mejorar y lo está haciendo. Tiene camino para llegar a un nivel más, pero está en la buena senda y tenemos la expectativa de que va a llegar muy alto».
Quizás por eso, cinco equipos de la Premier y dos de Italia han declarado su interés en pagar los 40 millones y llevárselo el próximo verano, lo que privaría al canterano de vestir la zamarra del centenario, algo que también asume el propio entrenador, aunque vaya en contra de su filosofía del fútbol: «En mi visión romántica, no debería existir esta situación, pero la realidad de lo que hay es que todos los jugadores tienen un precio y si hay clubes que pagan la cláusula, tienen que salir, es la vida. Hay muchas cosas del fútbol moderno que no son buenas para el deporte». Por el momento, y por fortuna para el Celta, tantos cantos de sirena no han descentrado al futbolista, enfocado en lo queda y proclamando su amor al escudo de la cruz de Santiago siempre que hay ocasión.
Gabri, después de Iago Aspas, se ha convertido en el principal icono del celtismo y el club apura sus últimos meses con una agenda repleta. El pasado viernes estuvo en la presentación de la etapa viguesa de la Liga Genuine y el miércoles protagonizará el centenario de los más pequeños que ha anunciado el club. Entre medias, le espera el Mallorca con un doble cometido: por un lado, dejar muy encaminada una permanencia que se anuncia cara y por el otro, reengancharse a la pelea por Europa que el Athletic y el Rayo Vallecano han puesto cara con sus resultados del fin de semana.
La presencia del porriñés devolverá el plan de Carvalhal a su escenario habitual, con Fran Beltrán sujetando al equipo en el centro del campo y con Gabri descolgándose hacia el ataque para conectar con Iago Aspas. La sociedad entre ambos es el principal argumento ofensivo de los celestes para un partido que puede comenzar a clarificar el futuro. El del Celta, no el de Gabri, que vive un momento crucial.