Grada de Río

Aspas y Gabri, semillas de celtismo

MÍRIAM V. F. VIGO

GRADA DE RÍO

XOAN CARLOS GIL

Los canteranos del Celta se dieron un baño de masas ante cerca de 1.500 niños

20 abr 2023 . Actualizado a las 20:32 h.

Gabri Veiga y Iago Aspas recibieron un auténtico baño de masas en el Auditorio Mar de Vigo. Los canteranos del Celta, que un día fueron aficionados y seguro se ven reflejados años atrás en los que ayer llenaban las butacas, pudieron conectar con la savia nueva del celtismo, cerca de 1.500 niños menores de quince años —acompañados por adultos— que les trasladaron verdadero entusiasmo por el club y por sus figuras. Era el acto bautizado por el club como Centenario cos cativos y sirvió para sembrar afición para el futuro y para que ambos futbolistas recogieron lo ya sembrado antes.

Una hora antes del momento marcado para el inicio, ya comenzaban a acceder los verdaderos protagonistas: los más pequeños. Las camisetas con los nombres de Aspas y Veiga proliferaban y tampoco faltaba algún chupete. La locura se palpaba en el ambiente desde el minuto 1. Ya dentro, cualquier excusa era buena para vitorear —al presidente, al presentador...—, agitar las banderas que encontraban sobre los asientos y generar alboroto sin descanso. En tiempos donde estar cerca de ellos en los entrenamientos es ya una utopía.

Carlos Veleiro, maestro de ceremonias, dio la bienvenida a «la mejor parte de la afición», que demostró serlo. «Me dijeron que os comunicara que este no es un año convencional, es un muy importante. No todos los clubes llegan a los cien», comenzó. Luego fue el turno de Carlos Mouriño, que constató que estaba ante «una gran cantera» del celtismo, porque los presentes, afirmó, están llamados a «reemplazar a padres y abuelos en Balaídos». «El Celta es el equipo de vuestros amores, por el que os sentís representados. Sobre todo, por los jugadores que comparten este acto», agregó.

También quiso Mouriño recordar que el euro que valía cada entrada va destinado al Banco de Alimentos de Vigo. Agradeció su labor a los miembros presentes de este organismo y transmitió a los niños que estaban contribuyendo a «una importante obra social». Lo recaudado con las entradas va a parar a la campaña 100 anos, 100 toneladas, organizada también con motivo del centenario.

El primer momento culmen llegó cuando los pequeños descubrieron la posición de los futbolistas, sentados en la zona superior del auditorio mientras se desarrollaban los primeros compases del acto. Desde allí vieron la puesta en escena del campeón de freestyle Anto Sanz y la proyección del documental de Academia Play sobre los cien años del Celta.

Pero aunque el público acogió con agrado todo lo que se les presentaba, la euforia se desató cuando Veiga y Aspas bajaron las escaleras. Los niños se levantaban de sus asientos y se amontonaban alrededor de los pasillos para saludarles y mostrarles su cariño; tanto, que por momentos parecía que no iban a llegar al escenario.

Una vez allí, respondieron las preguntas que tenían preparados diez niños. Aspas contestó que el partido que más ha disfrutado fue el debut en Balaídos frente al Alavés o que los defensas que más complicado se lo han puesto son Sergio Ramos y Ronald Araújo; Gabri señaló que su estreno, frente al Valencia, fue el duelo en el que más nervios sintió.

Los dos coincidieron en aplaudir que C. Tangana asuma el himno del centenario. «Es un orgullo. Me siento joven como él, que empatiza muy bien con las nuevas generaciones y es algo bueno para el club de cara al futuro», expresó el moañés. Veiga apuntó que «está en buenas manos» y que seguro que lo van a «disfrutar mucho», comentando que tuvo oportunidad de conocerle en persona.

De no haber sido futbolista, Iago que hubiera seguido los pasos de su padre como mecánico o habría elegido otro rol relacionado con el fútbol. También el porriñés, que admitió que le está costando continuar con sus estudios de Periodismo, la carrera en la que se matriculó.

Terminadas las preguntas, los dos futbolistas se hicieron un selfi con los presentes al que se sumaron Mouriño y demás autoridades. Luego, el himno por todo lo alto como colofón a un acto inolvidable.