Los resultados, el juego y, sobre todo, el crecimiento de los jugadores y su aportación al primer equipo avalan la renovada apuesta de base del club vigués
13 jun 2023 . Actualizado a las 10:05 h.La mejor noticia de la temporada en el campo deportivo del Celta fue el acierto pleno del cambio de modelo de cantera. A diferencia de otras temporadas, el conjunto vigués apostó por un filial con gente muy joven, todos ellos canteranos, con algunos jugadores que le daban la experiencia necesaria para competir en la Primera Federación. Y el experimento fue un éxito por los resultado deportivos, por el juego exhibido y, sobre todo, por el crecimiento de los jugadores y su aportación al primer equipo. Además, el segundo filial cumplió su papel en Tercera RFEF y se confirmó que el acuerdo con el Gran Peña tiene el plácet de las dos partes para dilatarse más allá de la próxima temporada, la última en vigor tras el contrato firmando por tres años en su día.
La gran incógnita de la temporada era el Celta B por el giro radical realizado. El primer filial pasó de contar con un equipo experimentado, competitivo y casi sin relación con el primer equipo, a convertirse en un plantel repleto de canteranos, pendiente siempre de las necesidades del Celta y que a su crecimiento individual añadió el colectivo. Los celestes comenzaron pagando la novatada, rezagados en la tabla, pero tan pronto como se adaptaron a la categoría, terminaron por convertirse en el equipo revelación, disputando su segunda fase de ascenso en tres años.
Además de Gabri Veiga y Carlos Domínguez, el primer equipo tiró de jugadores como Miguel Rodríguez, Pablo Durán, Hugo Sotelo o Fernando Medrano; en el caso del redondelano, disfrutó de tres titularidades en la recta final del campeonato. La apuesta, que parecía arriesgada, terminó siendo un éxito y sirvió para confirmar que el Celta también puede completar el círculo apostando por un entrenador de la casa como Claudio Giráldez, que en dos años colocó al juvenil A y al filial en las más altas instancias competitivas con un sello propio.
De un modo paralelo, el acuerdo con el Gran Peña como segundo filial también parece del todo consolidado. En el barrio de Lavadores consideran clave mantener el entente para mantener con vida a la histórica entidad y al Celta le sirve de base nodriza para abastecer el primer filial de jugadores. Todo funcionó a la perfección salvo la alineación indebida de Damián Rodríguez por un fallo difícil de entender en un club con semejante entramado administrativo. La deducción de esos tres puntos privó al C de luchar por el play off de ascenso a Segunda Federación en la última jornada en su primer año en la última categoría estatal.
El convenio con el Gran Peña entra el 30 de junio en su tercer y último año, pero todo indica que será reeditado. El modelo funciona.
Incógnitas sobre los jugadores emergentes del filial
Carlos Mouriño dijo en su día que la renovación de Miguel Rodríguez, que termina contrato en junio del próximo año, estaba encaminada, pero falta por concretar. También si su destino la próxima temporada será el primer equipo, con ficha profesional, o del B. Del mismo modo, el Celta debe decidir si Iker Losada y Sergio Barcia dan el salto al primer equipo, ya que aunque tienen firmado hasta el 2025, por contrato el club está obligado a pronunciarse antes del 30 de junio. Los tres son los jugadores con más opciones de acompañar a Carlos Domínguez el próximo curso en el Celta como los nuevos canteranos.
Tres titularidades
Miguel Rodríguez demostró en la recta final del curso que puede tener un sitio en el Celta de la campaña 23/24. Carlos Carvalhal le dio tres titularidades y participó en siete partidos, anotando un gol y demostrando su velocidad y calidad en algunos de los duelos. En el filial jugó 27 partidos y terminó con una tarjeta de ocho goles. El atacante de Redondela sigue confirmando que es el canterano más prometedor en estos momentos.
Iker Losada volvió por sus fueros. El debut y el gol al Real Madrid con Fran Escribá en el banquillo, lejos de sentarle bien, le sumieron en una decadencia de juego y protagonismo de la que salió por la puerta grande esta temporada. El club tenía mucha confianza depositada en el de Catoira al principio de temporada y el 10 no defraudó a nadie. Marcó nueve goles en 33 partidos y fue el motor del conjunto filial. Si el Celta no ejecuta la cláusula, el futbolista podría encontrar destino en la Segunda División.
Sergio Barcia volvió a Vigo el pasado verano después de una estancia en Granada, en donde estuvo dos temporadas. El central demostró solvencia y contundencia a lo largo de godo el curso y con contrato hasta el 2025, el club también debe decidir si acciona la palanca del primer equipo o busca una salida alternativa en forma de cesión para acumular minutos.