Los nuevos socios del centenario: regresos, sueños cumplidos por fin y la ilusión de un año especial
GRADA DE RÍO

Cuatro abonados que son alta este año cuentan por qué ahora, con distintas motivaciones y circunstancias en cada caso
12 ago 2023 . Actualizado a las 10:30 h.El Celta ha aumentado notablemente su número de abonados en esta temporada 2023/20424 por un cúmulo de circunstancias. Un porcentaje muy alto de los que ya eran socios renovó sus carnés y la demanda para entrar a formar parte fue tan elevada que no todos los que se inscribieron tendrán su butaca asignada en Balaídos. Cuatro de los nuevos -algunos lo son junto a más miembros de su familia- explican por qué decidieron abonarse este verano. El centenario, no tener que pagar cuota de alta y circunstancias personales están detrás.
Adrián Hermo: «Crecí en León y ser socio era uno de mis mayores sueños»
Adrián Hermo vivió en Vigo, de donde es originaria su familia, hasta los dos años. Por cuestiones laborales, se mudaron a Tenerife y, lego, a León, donde él, de 18, creció durante tres lustros. Lejos de Galicia, pero con el sentimiento por el Celta que ahora le ha llevado a abonarse siempre muy presente. «Mis padres siempre han sido celtistas, y siempre que han tenido la oportunidad, han acudido a Balaídos. Desde que nací, me han inculcado los valores de la afouteza y la pasión por el club», señala.
Recuerda haber «vestido con orgullo el color celeste donde fuera» desde bien pequeño. «Para mí, ser del Celta desde la distancia es gracias a mis padres y se lo agradezco, porque es un sentimiento inexplicable. Mi primer recuerdo del Celta es probablemente el gol de la salvación de Natxo Insa contra el Espanyol», comparte. Fue a Balaídos desde mucho antes, pero sin que guarde recuerdos nítidos de esas ocasiones.
En mayo de este año, poco antes del Celta-Barcelona de la última jornada de liga y cuando Adrián se disponía a presentarse a la Ebau, descubrió que una de las opciones que más le atraían era un ciclo que podía cursar en Vigo, viviendo en casa de sus abuelos. «A última hora, avisé a un amigo que me había ofrecido sacarme la entrada que daban extra y decidimos ir a pasar el fin de semana a Vigo. Probablemente, ese fue mi día más feliz como celtista: el recibimiento, el ambiente y el poder disfrutar de la nueva grada de animación en Marcador Baixo», relata.
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Revela que en su cabeza había estado siempre llegar a ser socio algún día: «Era uno de mis mayores sueños y deseos en esta vida desde pequeño. Y cuando tuve la oportunidad, no lo dudé». Sus padres apoyaron la decisión de estudiar en Vigo y también de hacerse socio. «Todos teníamos claro que quería un cambio de aires, y sabíamos que me vendría muy bien», detalla ya con el carné en su poder e ilusionado ante el inicio de la temporada.
No oculta que a lo largo de su vida se ha comido «muchos vaciles por parte de amigos». «Pero yo siempre he lucido con orgullo el celeste por la ciudad. Incluso he coincidido dos veces en clase con chavales que tenían cierto apego al club y hasta las camisetas». Con la Ponferradina como segundo equipo, se considera celtista como el que más y, por primera vez, lo va a vivir de cerca.
Pitu Albarellos: «Volvín a Galicia e que mellor que abonarse na tempada do centenario»
La distancia es motivo muchas veces de dejar de ser abonados o no de no haberlo sido nunca al no poder acudir a los partidos. Y Pitu Albarellos y su familia vivían hace poco en Logroño, donde presumían de celtismo. De vuelta en casa el año pasado, su pareja, su hija -riojana de nacimiento- y él ya tienen ahora sus carnés para la temporada 2023/2024.
«Ao volver á terra, o ano pasado, fomos ao partido contra o Athletic Club; sufrimos, pero desfrutamos. Así que pensamos en facernos os tres abonados», comenta. Considera que era el momento ideal por la efeméride tan especial de este 2023. «Que mellor ca tempada do Centenario, non? Apuntámonos na prelista, e cando saíu a campaña, ao ver que non había matrícula, mellor que mellor», plantea. Así que atribuye el regreso a un cúmulo de cosas: la mudanza de vuelta a casa, el centenario y no tener que abonar cuota de alta.

La pareja tiene 40 años y su hija, seis. Son de Ourense, pero residen en O Val Miñor. «En Logroño, fomos abonados do Logroñés, e a nosa filla, Mara, tamén, dende que naceu, xa que ela naceu alí. Ata formamos con uns amigos de alí unha 'peña' que se chamaba Ebro Rías Baixas. Pola unión La Rioja e Galicia», recalca. Y presume de que la pequeña «agora no colexio en Vigo, cando lle preguntan de que equipo é, ela sempre di que do Celta e do Logroñés, nin Barça nin Madrid».
Defiende Albarellos que, con estos precedentes, están más que preparados para sufrir. «Logo de non poder ver o ascenso do Logroñés a Segunda pola Covid, non poder ver ningún partido en Segunda, descender...», relata. Se sienten más que listos.
Roberto Villar: «Voy a ser padre y me gustaría inculcarle los colores del Celta»
Roberto Vilar Besteiro (40 años) es accionista el Celta y fue abonado durante muchos años. Lo dejó y ahora ha decidido volver. «En el año 2017, por desgaste por las mentiras del Concello y club por el estadio, dejé de ser socio. El precio del abono era mayor y las condiciones, peores. Nunca me había llovido encima y pasé a salir empapado de todos los partidos», desgrana los motivos de dejar de renovar su carné en su momento.
No fue la única motivación para alejarse, sino que hubo cuestiones personales importantes: «También tuve un problema personal grave que hizo que necesitase resetear y cambiar de amistades y hobbies durante un largo tiempo», explica este aficionado, vinculado en su día a la peña celtista Chicago 1970.
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Las razones de volver son varias, empezando con que «es un año importante para el club y con el fichaje de Rafa Benítez, parece que querían hacer bien las cosas», aunque avisa de que «el cierre de mercado será el momento de evaluar si se ha mejorado la plantilla y marcarle un objetivo realista a la misma».
Pero, a mayores, explica que ha habido otro argumento potente para abonarse de nuevo al Celta: «Ha influido que en breve seré padre y me gustaría desde pequeño/a inculcarle los colores que representan a la ciudad y que no defienda el de equipos que no tienen ni su estadio en Galicia», reflexiona.
Ismael Santos: «Soy celtista desde que tengo uso de razón y el centenario tira»
Ismael Santos es de los que vuelven a Balaídos esta temporada después de haber sido socio previamente. A sus 43 años, el celtismo nunca ha dejado de ser una constante en su vida, tuviera o no carné. «Me viene de siempre, desde que tengo uso de razón», comenta este aficionado que calcula no haberse perdido más de tres o cuatro partidos en su vida, ya fuera siguiéndolos por radio o televisión, más las épocas que ya anteriormente había acudido con asiduidad al estadio.
Tuvo butaca en Preferencia en la temporada previa a entrar a Europa por primera vez en los años 90 y, posteriormente, varias temporadas más, incluidos los primeros años de la última etapa en Segunda (2007-2012). Pero las circunstancias propiciaron que acabara por alejarse. «Los siguientes años, por unas cosas o por otras, lo fui dejando. En parte, por no ir solo, porque ni mi mujer ni mis hijas son muy aficionadas, aunque no pierdo la esperanza de engancharlas», confiesa.

Pero ese año es especial, constata. «El centenario tira. Esta última temporada lo he pasado muy mal, como toda la afición. He ido a varios partidos comprando la entrada porque en casa ya no me aguantaban», cuenta. Además, no tendrá que ir solo: «Mi padre, que también es muy futbolero, se ha animado a venir conmigo. Así que aquí estamos de nuevo, en la grada de Gol y casi de milagro, porque, por suerte, se ve muchas ganas e ilusión este año», añade. Su progenitor nunca antes había sido socio.