La huella en el vestuario de cien años de afouteza

GRADA DE RÍO

LA VOZ

Exjugadores que defendieron la camiseta del Celta entre los años 60 y la actualidad comparten sus recuerdos y celebran el centenario

22 ago 2023 . Actualizado a las 22:34 h.

Con motivo del centenario del Celta, que se celebra hoy, 23 de agosto del 2023, La Voz de Galicia ha contactado con más de un centenar de exjugadores del club de diferentes épocas, desde Cesáreo Rivera, el de mayor edad de los participantes, nacido en 1940, hasta los tres de la generación de 1995 que son los menores: Rubén Banco —que perteneció al club hasta hace unos días—, Dejan Drazic y Pione Sisto. A todos, deportistas que han vestido la camiseta celeste en los últimos 60 años, se les han hecho las mismas tres preguntas: qué supuso el paso por el club en sus carreras, si es especial ver a la entidad alcanzar este aniversario y qué le dirían a la afición con este motivo.

En las respuestas, que se pueden consultar al completo AQUÍ, se agolpan multitud de vivencias y recuerdos de las épocas correspondientes. Nombres propios de compañeros y entrenadores, partidos concretos, lesiones inoportunas, sinsabores y noches de gloria. Pero hay un nexo común: el agradecimiento. Los de casa destacan lo especial que es llegar al primer escalafón en el club de su tierra; los de fuera, que se sintieron acogidos como si hubieran nacido aquí.

Del primer grupo son ManoloBorja Oubiña, Jorge Otero, Roberto Lago -orgulloso de haber portado el brazalete de capitán en todas las categorías-, Iago Bouzón o Jonathan Vila. «Le debo todo por la formación, por los valores que me inculcaron y que me hicieron ser la persona que soy hoy en día», sostiene el de Budiño. Toni Dovale se acuerda de cómo el club apostó por la gente de casa en la etapa más crítica de la historia reciente: «Es una satisfacción haber podido contribuir a que el Celta saliera de una etapa difícil».

El vigués Quique Costas, aunque ligado luego muchos años al Barça, subraya: «El Celta me enseñó el camino y lo llevo muy dentro». Y Luis Villar aprovecha para pedir al celtismo que nunca se olvide de la empatía con los de casa: «Que sean comprensivos con la gente de casa, aquellos jóvenes que están empezando y tienen todas sus ilusiones puestas en el fútbol».

La oportunidad de «formarse personal y profesionalmente» la destacan muchos, también gallegos de adopción como Patxi Villanueva: «Llegué con 15 años y estuve ligado durante 30», recuerda lamentando que una lesión de espalda le impidiera seguir como entrenador de porteros. Rafa Berges considera que los «valores básicos» de su vida se los inculcó el Celta y Vlado Gudelj, actual delegado, alude al «gran cambio» que han supuesto en su vida sus 32 años vinculado a la entidad.

 

No son pocos los que tienen su paso por el Celta como la mejor época de su carrera. Lo dice sin titubear un Nolito que se considera «uno más del celtismo»; también Mazinho, que se «reencontró con el fútbol» en Vigo o un Andreu Fontás al que le llegó la oportunidad cuando más la necesitaba. Juanfran, que dio calabazas al Celta el año anterior, considera su llegada a Vigo «la mejor decisión deportiva» de su carrera. Y a Natxo Insa lo vivido como céltico le «emocionará» mientras viva, asegura.

Pero no solo los que tuvieron etapas largas las evocan con cariño. Un caso claro es Javi Varas, que se quedó con la espina de no haber estado más tiempo: «Mi mujer llegó llorando y se fue llorando, pero porque no quería marcharse». Para Cañizares fueron dos años que rememora «con nostalgia» y sintiéndose siempre «en deuda» con el celtismo. Y a Amarildo una temporada le bastó para «llevar los colores del Celta para siempre en el corazón».

Otro que estuvo poco tiempo en el primer equipo y algo más en el filial es Dejan Drazic, a quien le marcó ese paso. «Soy ex jugador del Celta y, aunque pasen los años, se destaca cada vez que llego a un sitio nuevo. Eso me motiva, quiero que todos vean que soy profesional, que no estaba por casualidad ahí y que el Celta no se equivocó, solo que las circunstancias fueron otras», analiza. Andrew Hjulsager dice haber disfrutado cada minuto aunque las cosas no fueran como pensaba y Nemanja Radoja dice que su etapa celeste, y en especial el estar apartado, le enseñó «lo que es la vida».

Un caso especial es el de Jonathan Aspas, excéltico, pero también hermano de la gran estrella en activo del club, Iago Aspas. «El centenario me llena a muchos niveles y, en especial, por ser Iago el capitán», sostiene. Como capitán fue un Augusto Fernández que no elude su polémico adiós al club: «Entiendo la frustración de muchos celtistas hacia mí, pero no quita el sentimiento que tengo por el Celta», proclama.

El argentino es uno de los muchos que, sin ser gallegos, tienen descendencia que sí lo es. «Estoy orgulloso de haber formado parte de su club, al que llevo en el corazón. Tengo dos hijos gallegos, me siento orgulloso de haber estado seis temporadas y mis recuerdos son los mejores», expresa Antonio Rivas, uno de los nacidos en los 40. Para Cristian Bustos, el hecho de haber sido padre en Vigo redondea una experiencia magnífica.

También hay un nutrido grupo, gallegos y que no lo son, que siguen vinculados al Celta y que coinciden en señalar el orgullo de vivirlo desde dentro. «Me identifico totalmente con estos colores y esta afición, vivo y trabajo para este club», afirma Ratkovic. Coinciden en ser también aficionados, como expresa Santi Castro al incluirse en la afición: «Los celtistas nunca dejamos de animar, se lleva en el corazón». Fernando Rodilla es consejero y Paco Doblas, orgulloso presidente de la Agrupación de Veteranos. Muchos otros, no perdonan la visita anual o en cuanto tienen ocasión a la ciudad, ejemplo de Vagner, y otros, como Javier Maté, directamente se establecieron en su tierra de adopción.

Facundo Roncalglia evoca la semifinal de la Europa League y la unión de aquel grupo, mientras que Daniel Wass subraya el «entrenador increíble» que tuvieron en Eduardo Berizzo. Otro técnico que sale a relucir en las respuestas es Txetxu Rojo, al que Salva expresa su agradecimiento eterno. También se acuerda de él Vicente Engonga, que enumera algunas de las presonas increíbles con las que coincidió mientras vestía de celeste: «el Gran Capitán, Vicente; Atilano; Maté, el míster, Txetxu, que era una maravilla también; el señor delegado Carlos Pérez, otra maravilla, todos». 

Gustavo López comenta que en su época, coincidieron grandes jugadores que sacaron lo mejor del resto y compartieron «noches mágicas», aparte de mostrar su gratitud a la hinchada céltica por todo lo que le «ha brindado». Los elogios a la afición están muy presentes: «Han demostrado en infinidad de ocasiones que, a pesar de haber momentos en que no han sido tenidos muy en cuenta, siempre que el equipo lo ha necesitado, han estado ahí», señala Jorge Otero. Jorge Santomé considera al celtismo una de las mejores hinchadas, y también «esixente, porque queren o mellor para o equipo».

Para jugadores y aficionados, los malos momentos siempre se vieron compensados en la balanza de este centenario. Lo ejemplifica Alexander Mostovoi, que no se muerde la lengua a la hora de rememorar que no todo fue un camino de rosas: «El primer año y el último fueron malísimos, pero en medio hubo siete años fantásticos». Pero incluso los que vivieron el descenso a Segunda B, como Fermín Hortas, guardan memorias bonitas: «Teníamos un gran ambiente fuera y dentro del campo». En tiempos más recientes, Jandro es de los que experimentaron la clasificación para Europa y una pérdida de categoría: «Por suerte, al año siguiente, subimos. Recuerdo todo con mucho cariño».

Y, en clave de futuro, bendicen a Rafa Benítez -«dará un salto de calidad en todos los sentidos al equipo», vaticina Juan Sánchez- y muestran sus mejores deseos. Algunos, como Catanha, Ángel López o Michu mencionan el deseo de la vuelta a Europa. Y Rubén Blanco, el del título, aunque recordando que «vale lo mismo en el año 100 que en el 105». Solo superada por «orgullo», la palabra que más se repite a lo largo de las 110 respuesta es «gracias».