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La crisis se instala en la era Benítez

X. R. C. VIGO

GRADA DE RÍO

XOAN CARLOS GIL

El Celta, que colecciona pésimos inicios, no comenzaba tan mal la liga desde la temporada 85/86, cuando sumaba cuatro puntos tras siete jornadas

30 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Cinco puntos de 21 posibles. Ese es el bagaje del Celta en el arranque de la era Rafa Benítez, un registro que solo se ve empeorado por el inicio del curso 85/86, cuando el equipo que entrenaba Félix Carnero (duró 13 partidos) sumaba cuatro puntos a estas alturas y era colista. Aquel Celta, que más tarde tuvo a García Traid y Pepe Villar en el banquillo, acabó descendiendo a Segunda.

El Celta habló desde el primer momento de proyecto a largo plazo y de margen de error para dar poso a las ideas de Benítez. En ese sentido, no hay ninguna variación en la hoja de ruta, pero el inicio de la nueva era celeste está siendo más errático de lo esperado. Sin goles en casa, con un punto regalado en Balaídos después en cuatro partidos y con una preocupante falta de juego en contiendas ante el Osasuna y el Alavés. Por el contrario, cuando el equipo ofreció su mejor versión, ante Real Sociedad, Madrid, Barcelona y Almería (en menor medida), solo le alcanzó para sumar cuatro puntos.

«Este es un proyecto a tres años», repite Benítez en cada comparecencia. Hasta la fecha, el técnico se amparaba, con razón, en que las sensaciones eran mucho mejores que los resultados, pero ante el Alavés, la teoría quedó por completo en entredicho. Los célticos no solo fueron incapaces de tirar en una sola ocasión a la portería rival, sino que tampoco gobernaron la contienda y no dieron dos pases seguidos. «Un toque de atención», comentó el técnico.

El problema es que el Celta apenas suma ni en su mejor ni en su peor versión y los cinco puntos que luce en la actualidad son la peor cosecha en casi cuatro décadas. Para encontrar un arranque peor, hay que remontarse a 1985, cuando el equipo llevaba a estas alturas un triunfo en casa ante el Espanyol (2-1) y un empate en San Sebastián. Los cinco partidos restantes habían sido derrotas ante Betis, Valencia, Racing de Santander, Zaragoza y Atlético de Madrid. Aquel Celta que tuvo tres entrenadores terminó la liga como colista descendiendo a Segunda División.

Diez años después, en la 95/96, se produjo un escenario idéntico al actual, con cinco puntos. Fue en una liga de 22 (tras la crisis de los avales), cuando los vigueses iniciaron el campeonato en descenso con un único triunfo en Salamanca y empates en casa con Tenerife y Real Sociedad. El mal arranque se llevó por delante a Carlos Aimar en la octava jornada y, finalmente, el equipo se terminaría salvando con Fernando Castro Santos en el banquillo.

La situación ahora es distinta. Benítez no está cuestionado, sino que es pieza angular del primer proyecto de Marián Mouriño en el Celta, pero el equipo necesita resultados con celeridad y, de paso, recuperar las constantes perdidas. El lunes se jugará volver a la zona de descenso en Las Palmas ante un rival con los mismos puntos y, seis días después, está obligado a superar el gafe de Balaídos ante el incómodo Getafe. Dos partidos que suenan a reválida aunque el proyecto no esté en entredicho.