Etapa reina de la carrera de caracoles

X. R. C. VIGO

GRADA DE RÍO

M.MORALEJO

En una liga en la que los equipos del fondo de la tabla apenas puntúan, Celta y Benítez se juegan la vida en Balaídos ante un Almería liberado

01 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Rafa Benítez insiste en el maratón de la permanencia, pero, en realidad, el vagón de cola está protagonizando una carrera de caracoles que esta noche afrontan la etapa reina del calendario. El Celta, y quizás su técnico, se juegan la vida ante un Almería que juega mejor que muchos rivales, pero que no conoce el triunfo tras 26 etapas de esa carrera al ralentí.

Los vigueses tuvieron el domingo media salvación en la mano. En el minuto 98, ganaban en Cádiz, ante otro inquilino del pelotón de los torpes, pero la última jugada deshizo todas las cuentas posibles y convirtió en final la cita ante el Almería, un partido trampa cargado de obligaciones para un conjunto vigués que parece instalado esta temporada en el día de la marmota: los mismos errores, idénticos finales y decepciones por doquier.

Además, en esta ocasión, afronta la cita sin sus dos hombres más determinantes: Iago Aspas, que había recuperado su magia y que debe cumplir un partido de sanción por acumulación de amonestaciones, y Renato Tapia, que pone músculo a un equipo nada sobrado de alma y huérfano de liderazgo y que no está por lesión.

Estos condicionantes convierten la contienda en un plebiscito para un Benítez que no cambia el discurso y que parece no alterarse pese a que las jornadas devoren el calendario y la situación del Celta siga lejos de aclararse. El entrenador madrileño no cuenta con el favor de la grada, los números lo condenan y, por el momento, cuenta con el aval de la cúpula y de la plantilla, un aspecto esencial para que siga de pie, dirigiendo al caracol celeste.

En este juego de errores en el que se ha convertido la temporada, el Celta tiene el problema añadido de sus actuaciones como local. En donde se supone que un equipo debe sustentar su permanencia, el vigués ha naufragado por completo: de trece partidos ya disputados en su campo, solo ha sido capaz de ganar dos (el último el pasado 3 de enero) y en todo este tiempo, su cuenta realizadora se quedó en las nueve dianas, menos de la mitad de las firmadas a domicilio con los mismos partidos. La diferencia viene generada, según el técnico, porque el Celta se encuentra más cómodo al contragolpe que llevando la iniciativa. De hecho, la posesión hace tiempo que ha dejado de ser una premisa. Todo lo contrario.

 

Con todo, el partido tiene un factor de riesgo añadido: la posibilidad de caer ante un rival que no conoce el triunfo pero que se ha liberado en los últimos tiempos, al verse ya virtualmente en el fútbol de plata. En total, suma nueve puntos, dos de ellos a domicilio en Cádiz y Granada. Los otros dos protagonistas de esta carrera en donde el único objetivo es dejar a tres caracoles por detrás.

Con doce kilómetros todavía por delante, está por ver si Benítez llega al famoso muro de su particular maratón. El proyecto a tres años pasa por salvar una temporada que se ha convertido en una tortura para el celtismo. Un centenario sin una sola alegría.