Soto Grado le birló un penalti a Aspas e indultó a Martín

LA VOZ VIGO

GRADA DE RÍO

Óscar Vázquez

El colegiado tuvo más protagonismo del deseado en el Celta-Barcelona

24 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

César Soto Grado se convirtió en el gran protagonista del primer tiempo de Celta-Barcelona. El colegiado de este partido, cuya designación no había sentado nada bien en el ámbito del club catalán, resultó con su actuación perjudicial para el equipo vigués. Fue en la recta final de los primeros 45 minutos cuando desquició tanto a Iago Aspas como al banquillo del Celta —pocas veces se había visto a Claudio Giráldez tan enfadado— y a Balaídos en su conjunto.

Gerard Martín, que había visto la primera amarilla del partido a los tres minutos, hizo méritos para ver la segunda a los 45. Su entrada sobre el capitán celeste dejaba pocas dudas, pero el trencilla decidió perdonársela, ante el enfado monumental de un Aspas al que el doctor Cota trataba —sin éxito— de calmar en la banda. Fue donde acabó tras el derribo no castigado por la decisión arbitral. Por el contrario, quien sí vio la tarjeta —la segunda de la temporada — por protestar fue Iago Aspas; el acta refleja que el castigo fue por realizar observaciones a una decisión del colegiado.

No era la primera vez que se quejaba. Previamente, había sido derribado por Cubarsí en el área y había reclamado con vehemencia un penalti del que el abulense tampoco quiso saber nada, pese a que la acción parecía muy clara. Balaídos protestó de manera ostensible las dos decisiones, pero, especialmente, la segunda. Soto Grado se fue al vestuario en medio de un sonido de una pitada ensordecedora.

En la segunda mitad, el colegiado no cambió la tendencia de su arbitraje, pero en el 80 no tuvo más remedio que enseñarle la segunda amarilla a Marc Casadó por un claro agarrón a Ilaix Moriba y los azulgranas jugaron los últimos minutos con 10. Claudio Giráldez respondió en sala de prensa sobre la segunda amarilla perdonada: «Para mí, está mal que el VAR no entre en una segunda amarilla. Es una expulsión que puede cambiar el partido y debería entrar para ayudar si es necesario. Por el cambio al descanso, creo que Flick y yo lo vimos de la misma manera. Pero manda el árbitro y consideró que no era».