De capitana a capitana: Tita Davila y Lara Martínez analizan la evolución del fútbol femenino
GRADA DE RÍO

Una de las pioneras y la actual céltica constatan coincidiendo con el 8M los avances desde que jugar siendo chica «era de valientes», pero también que «queda mucho camino por recorrer»
08 mar 2025 . Actualizado a las 09:04 h.Con motivo del Día de la Mujer, este 8 de marzo, el Celta juntó en A Madroa a la capitana de As Celtas, Lara Martínez, y a la que lo fue del primer equipo femenino celeste, Tita Davila. Dialogan sobre la evolución del fútbl femenino en las últimas décadas y reflexionan sobre las diferencias entre lo vivido por una y otra y acerca del camino que queda todavía por delante. Comienza la veterana evocando cómo era ser futbolista mujer en su juventud. «En los 80 los campos eran de tierra, teníamos que marcarlos, sacar piedras, llegar allí, ver lo que había en las gradas para saber a qué nos podíamos enfrentar. Igual teníamos que escaparnos», relata antes de constatar la «gran suerte» que tienen ahora.
Lara, pese a su juventud, también percibe que «el avance es más que notable a nivel de medios» pero también incide en que As Celtas no se pueden comparar con otros equipos. «La realidad del fútbol femenino es que la gran mayoría de los clubes tienen doce balones para entrenar, si es que los tienen, y poco más», comenta. Y también señala que aunque se ha ido a más en visibilidad, «quitando la primera división, que la televisan, del resto te enteras si sigues al club».
La capitana actual pregunta a la de antaño cómo reaccionaba la gente cuando las veía jugar. «Te llamaban lo más bajo: ‘marimacho', ‘vete a fregar los platos'… Los insultos que te puedes esperar y muchos, muy graves», un escenario dentro del cual se siente afortunada de que siempre la llevaba su padre. «Hoy en día, al primer insulto se intenta que no suceda. Antes, saltaba uno e iban el resto detrás. Era de valientes. A mucha gente le afectó y lo tuvo que dejar», apunta. A ella, sus padres le enseñaron a pasar de esos insultos. «Cuanto más me chillaban, más me crecía», asegura.
Comparando con el panorama actual, hay «muchísima diferencia», constata Martínez. Pero también la encuentra entre sus inicios y este momento. «Cuando yo empecé de pequeña, también me decían que era un marimacho, que el fútbol era de hombres. Últimamente se escucha menos, y menos mal. Ahora, en el fútbol hay mucho más respeto, no se insulta porque sí, la gente te va cortando», valora. Y lo confirma Tita, que sigue ligada al fútbol femenino: «Hubo un gran avance».
En la época de Davila, representar al Celta ya era muy especial. «Como toda cría pequeña o mayor, de la edad que sea, siempre quieres ir al equipo que está ahí arriba, y si encima es de tu ciudad, mejor». Y se fija, a mayores, en el momento de esplendor que vive hoy el club vigués. «Creo que nunca hubo tantos abonados como desde que está Claudio Giráldez, con la cantidad de chavales que está sacando. Es un orgullo». Cuando ella tuvo ocasión de jugar en césped «era otro mundo, de sacar piedras a eso, mira la diferencia que puede haber».
Ante la pregunta de Lara de que qué podrían aprender las futbolistas actuales de las de aquel momento, su interlocutora habla de la constancia. «Ahora se dice mucho que tienen que estudiar o no les da tiempo. Antes estábamos una o dos hora antes de entrenar para hablar, intercambiar impresiones, estar juntas… Nos encantaba jugar al fútbol y nos lo tenían que permitir», profundiza. Y agrega que por muchos insultos que recibieran, ahí seguían.
Lara no hubiera imaginado de niña jugar en Balaídos. «De pequeña, mi abuela me decía que algún día jugaría allí y yo decía que no, porque no había equipo. Ahora, es un orgullo y una responsabilidad también. Nos están dando la oportunidad de ser las primeras, de abrirles camino al resto de niñas que quieren jugar». Considera que en el primer partido en el municipal vigués, «toda la plantilla cumplió el sueño de cuando eran pequeñas» y ahora van a repetir en el derbi de este sábado, lo que les hace sentirse «súper contentas».
Para Davila, As Celtas son ejemplo para todas las niñas que empiezan en el fútbol de que «todo se puede conseguir con ganas y sacrificio», sin olvidar la ayuda da las familias. «El camino está ahí, hay que seguirlo y que las generaciones que vienen detrás tengan el apoyo que otras no han tenido». Martínez, por su parte, aconseja que agradezcan el avance que ha habido y que «disfruten del proceso, que luchen, sean constantes y persigan sus sueños», algo que las dos protagonistas hicieron.
A la pregunta de qué falta aún en comparación con el fútbol masculino, Lara piensa que «visibilidad y profesionalización», insistiendo en que los medios, recursos e infraestructuras de As Celtas no son la norma, poniendo el ejemplo, sin ir más lejos, del resto de clubes de Vigo. «Si solo hay un equipo compitiendo por llegar a la élite, es más complicado que si hay varios», sentencia. Sin olvidar que en su club les dan «mucho bombo» y lo agradecen, pero el resto de clubes de la categoría no tienen esa suerte. «Somos unas privilegiadas», sostiene. Coincide su interlocutora: «Los otros equipos no tienen esa estructura tan visible de As Celtas, falta visibilidad para el resto. Queda mucho camino por recorrer».