Pucela Celeste en una jornada redonda tras las trabas

LA VOZ VIGO

GRADA DE RÍO

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Más de un millar de celtistas, menos de los que querían ir, disfrutaron del triunfo

16 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde el 2013 llevaba el Celta sin ganar en Zorrilla, campo que había vuelto a visitar otras cinco veces en estos casi doce años. En aquella ocasión, el triunfo fue clave para la permanencia del 4%, porque permitió a los vigueses llegar vivos a una última jornada donde rubricaron la gesta. Ahora, el celtismo sueña con que los tres puntos pongan una nueva piedra para cimentar la ilusión del regreso a Europa. Y, en caso de no ser así, nadie les puede quitar la importancia que tienen para otra permanencia, de momento virtual, pero cuando quedan diez jornadas por delante.

El partido frente al Valladolid, declarado de alto riesgo, había dado mucho de qué hablar en lo referido a las gradas. Porque el conjunto local, con pie y medio en Segunda antes de este partido y todavía más ahora, decidió vender entradas solo a sus abonados. Así, el celtismo disponía de unas 600 localidades que resultaban completamente insuficientes para el desplazamiento más próximo geográficamente y de los más esperados. Además, el cambio de sistema de adjudicación de entradas —75 % por antigüedad y 25 % por sorteo— no convenció a todo el mundo.

Con todo, muchos de los que no obtuvieron entradas para la grada celeste del Zorrilla se las ingeniaron para conseguir entradas con la colaboración de hinchas pucelanos. Al final, la cantidad de aficionados celestes superó con creces el millar y se hicieron oír durante los 98 minutos sin cesar. «Han estado de diez, un espectáculo haber podido celebrar con ellos», comentaba a los medios del club Marcos Alonso, que antes ya había calificado de «pasada» la cantidad de aficionados y la manera en que se hicieron notar.

Pero para la mayoría de ellos, el viaje comenzó muchas horas antes. Hubo quien se desplazó en coches particulares ya el viernes, pero también los buses que salieron de Vigo de madrugada con el mismo destino. Con clásicos como la parada en A Gudiña y ensayando los nuevos clásicos, como Oliveira dos cen anos o Fillos dunha paixón para ir entonándose. En Valladolid esperaba la nueva peña de la ciudad, Pucelestes, que había organizado una previa que no se quiso perder ni la presidenta.

Marián Mouriño, siempre cercana, se hizo fotos y repartió sonrisas en el inicio de una jornada que finalizó para ella botando sobre el césped de Zorrilla. Se lo pidió el celtismo desde la grada y ella no lo dudó. Antes, la euforia había sido compartida por afición y jugadores, que se fundieron en un nuevo Shalalalalalala, el segundo consecutivo tras haber ganado justo una semana antes, en el mismo horario, al Leganés en Balaídos.

Solo era la segunda victoria a domicilio del curso, como recordaba Giráldez tras el encuentro, comentando que el equipo se alegraba casi más por el celtismo desplazado que por ellos mismos. «Han hecho un gran esfuerzo. Estaban los dos sectores donde estaba nuestra gente a full, lleno de gente, y es un orgullo, sobre todo por poder celebrar los tres puntos con ellos», comentaba Vicente Guaita.

Tampoco lo pasaba por alto Javi Rodríguez, que aseguraba que se sintieron «casi como en casa». «Les damos las gracias a todos los aficionados que se han desplazado hasta aquí y la victoria también es para ellos», decía. 

Sergio, quédate y el beso entre la presidenta y su marido

Tras el partido, en la celebración conjunto del triunfo de jugadores y afición, se gritó a Sergio Carreria «quédate», con Iago Aspas dando muestras de secundar la petición. También hubo la petición de beso entre la presidenta, Marián Mouriño, y su marido, el consejero Miguel Álvarez Rey, con alusiones a la respuesta de ella en su visita al programa de TVE La Revuelta, con David Broncano, a la pregunta sobre las relaciones sexuales en el último mes, deslizando que iba ligado a los resultados y que estos no estaban acompañando en aquel tramo de temporada. «Hoy sí que sí», le cantaron a él.