
Una delegación estará en el estadio vigués en las próximas semanas con la grada supletoria, que no permitió en Montilivi, como caballo de batalla
03 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.La primera reunión de la UEFA con el Celta para conocer de primera mano el estado actual del estadio de Balaídos fue unipersonal y no pasó de mero contacto, según informaron fuentes del club vigués, una reunión rutinaria. De este escenario, se desprende que el asunto capital de una grada supletoria (o similar) para ganar aforo queda pendiente de una nueva reunión que se realizará en las próximas semanas, sin fecha concreta, en la que el séquito de la patronal del fútbol continental será más amplio. El conjunto vigués confía en no tener ningún problema al tratarse de un estadio reformado desde la última participación celeste en el torneo continental.
Una visita general al estadio para conocerlo de cerca y nada más. Ese es la información que desliza el Celta sobre el primero de los filtros de la UEFA para dar el visto bueno al estadio. Con la reforma de tres gradas ya finalizadas, el coliseo vigués debe cumplir todos los estándares solicitados: las dimensiones del terreno de juego se adaptan a los 100x64, que es la superficie mínima solicitada (tiene 105x70), no tiene valla de separación entre la grada, el campo tiene capacidad para 20.739 espectadores y todas las gradas tienen su cantina y su servicio de comida.
La gran duda, como deslizó la presidenta del club, Marián Mouriño, la semana pasada, es si el Celta podrá instalar una grada en la zona donde estaba la demolida grada de Gol y donde colocó una supletoria para los últimos partidos de liga. El problema es que el organismo continental prohíbe de un modo expreso las denominadas gradas desmontables. Además, especifica que las zonas de asiento han de tener asientos individuales, separados entre sí, anclados, numerados, de material incombustible, y con un respaldo de 30 centímetros.
Excepciones en el reglamento
Sin embargo, en el propio reglamento, en el artículo 3.04, se indica también que «la UEFA puede hacer una excepción en función de un criterio estructural específico en caso de dificultades particulares, siempre a partir de una demanda razonada». En este caso, la súplica que pueda plantear el Celta no plantea ningún tipo de duda: el estadio está reformando una grada y su aforo no es suficiente para meter a todos los socios del club y dejar el 5 % de las localidades libres para la afición visitante, como dicta la misma reglamentación.
No obstante, los precedentes no son halagüeños, porque el curso pasado, el Girona no pudo contar con sus fondos con gradas portátiles en su estreno en la Champions, igual que el Brest de la Bretaña francesa, al que le negaron la utilización de las gradas supletorias instaladas en el Francis-Le Blé y tuvo que reducir su aforo a 5.000 espectadores.
En cuanto a la exigencia del vestuarios —para un mínimo de 25 personas sentadas, con un mínimo de cinco duchas, una camilla para masajes y una pizarra— y demás (vestuario para árbitros, aparcamientos, iluminación, megafonía, sala de prensa...), a priori, el Celta no debería tener ningún problema con las instalaciones de Balaídos.
Todo queda pendiente ahora de la próxima visita, que una delegación mucho más poblada hará en las próximas semanas. Según comentó Marián Mouriño del aforo definitivo -que sería extensible a la liga- depende la nueva campaña de abonados, con una lista de espera de 3.000 personas que no puede ser atendida. Caballero comentó en la celebración de la clasificación para la Europa League que está trabajando en un proyecto para dar cabida a 40.000 personas.