El extremo respondió a la titularidad con un buen partido, con su constante predisposición al regate y a llevar el balón al área rival
24 oct 2025 . Actualizado a las 00:17 h.Bryan Zaragoza es un futbolista tan liviano que engaña. Tiene ángel y tiene electricidad. Por sus cualidades, es un jugador de chispazos, de aceleraciones, no tanto de continuidad, claramente de vocación ofensiva.
Cuando le llega el balón siempre se puede esperar algo, porque lo primero que piensa es en encarar, sin obcecarse. Y sabe centrar con veneno. La clave está en el número de veces que recibe y si está más o menos cerca del área.
En la primera parte tuvo más incidencia de la que pudiera parecer si uno se deja llevar por las sensaciones. En su primera intervención recortó, puso el balón en el área y el rechace le cayó a Iago Aspas para que anotase un gol de bandera. En los minutos seis y veinte volvió a poner la pelota en el área. En el 23 le faltó precisión para conectar con Iago Aspas, después de verse beneficiado por un error en la entrega del rival.
En el 27 debió ver la tarjeta Pepprah Oppong. Casi a continuación forzó la primera amarilla de Clauss, en un placaje. Poco después vio la segunda y dejó al Niza con diez.
Bryan Zaragoza también forzó un par de saques desde la esquina, hizo una gran dejada a Miguel Román y sacó una falta con maestría para que cabecease Marcos Alonso. Sacó el portero con reflejos y el línea levantó la bandera, pero de haber entrado hubiese sido necesaria la intervención del VAR.
La segunda mitad fue otra, con el Celta obligando al rival a replegarse muy cerca del área defendida por Diouf. La posesión pasó a ser viguesa, los ataques largos. Y Bryan Zaragoza entró mucho más en juego. En los compases iniciales forzó otra tarjeta amarilla, esta vez de Mendy, por otro placaje.
Repertorio
Siguió haciendo gala de su capacidad para centrar, tanto en faltas como después de un dribling, en un caso con el exterior de la bota. E incorporó al repertorio el tiro a portería, en la medida en la que poco a poco se fue animando a pisar el área. En uno de sus dos lanzamientos obligó al arquero a hacer una gran intervención. También filtró un buen envío para Pablo Durán cerca del punto de penalti, pero había tal tráfico que el delantero no pudo encontrar línea de tiro.
Superado el minuto 75 Claudio Giráldez decidió que había llegado el momento del relevo. Justo antes, todavía tuvo oportunidad de hacerle un nudo a Mendy al borde del área, por un lateral. El árbitro, incomprensiblemente, no pitó nada. Y ahí se acabó el expediente del habilidoso extremo, en un partido en el que Bryan Zaragoza fue Bryan Zaragoza. Quizás le faltó sacar algo más el aguijón. Pero fue el jugador que no se escondió, que buscó el peligro en todo momento, que siempre amenazó por esa facilidad para irse de su par, un futbolista del que se puede esperar algo diferente en cualquier momento.
El último cuarto de hora fue para Cervi. El argentino, que tuvo las puertas abiertas durante el verano, los aprovechó. No se desentendió sino que ayudó al equipo a sumar la segunda victoria de la temporada, de nuevo en competición europea.