«En Bulgaria, malia a derrota do Celta, tamén gañamos»

M. V. F. VIGO

GRADA DE RÍO

Blai Viladrich y Gloria Valedor, aficionados del Celta, con jugadores del Ludogorest.
Blai Viladrich y Gloria Valedor, aficionados del Celta, con jugadores del Ludogorest. CEDIDA

Blai Viladrich cuenta su primer viaje europeo con el Celta con su madre y su primo, conociendo Bulgaria, a «xente marabillosa» y charlando con jugadores y cuerpo técnico del Ludogorets tras el partido

30 nov 2025 . Actualizado a las 08:48 h.

El marcador final del Ludogorets-Celta dice que el equipo vigués salió derrotado. Efectivamente, los celtistas desplazados no se trajeron puntos, pero no todo fue malo, porque muchos sí sumaron grandes vivencias. «Hoxe gañamos», escribía en su cuenta de Twitter Blai Viladrich, vigués de 48 años que vivió su primer viaje europeo y que, además, lo realizó junto a su madre, Gloria Valledor, de 71 años, y su primo, Guillermo Castro, de 29. «A pesar de perder e do frío, gañamos. Xente marabilllosa e, para rematar, Son, Dinis e Naressi -jugadores del equipo rival- charlaron con nós. Pasámolo de luxo, voltaremos».

Blai lleva unos 40 años yendo al fútbol con su madre y también comparte afición con su primo Guille, que es «celtista a morte». Les propuso a ambos hacer este viaje juntos y lo plantaron como «medio visita e medio Celta». «Foi moi positivo facer unha viaxe en familia e aínda perdendo, pasámolo moi ben. Puidemos coñecer Bulgaria e pasar tempo xuntos. Era a primeira vez», confirma. Pese a que era el desplazamiento menos sencillo a priori, lo escogieron por las fechas, pues Guille estaba de vacaciones y a él también le coincidía bien.

 

Viladrich enfoca el fútbol como «algo para pasalo ben e desfrutar», especialmente por esos encuentros que vive con su madre cada quince días en el municipal vigués. «Tamén levo a Uxío e Fabián, fillos dun curmán meu ao que non lle gusta o fútbol; a eles encántalles e imos xuntos», revela. Y cuando los resultados no acompañan, a pensar en el siguiente, como en el caso del duelo del jueves. «Os que estabamos no campo animamos ata o final a ver se chegaba o empate. Quedamos preto, o final foi divertido e tenso, estivo moi ben», dice dejando al margen el marcador definitivo de 3-2 para los locales.

Asentados en Sofía, y con algún sobresalto como que la reserva del hotel no existía y tuvieron que buscar otro alojamiento, les tocó pegarse buen tute de coche, pero se llevaron muy buena impresión del país, de su gente e incluso de jugadores y cuerpo técnico rivales. «Despois do partido, fomos cear algo e coincidimos con eses tres xogadores e con membros do corpo técnico. Víronnos coas camisetas e foron eles os que se achegaron a nós», narra. Y ese momento les dejó una anécdota: «Eran scouts e preguntaron quen era o númeo 28 -el canterano debutante Ángel Arcos-, que non aparecía en ningún lado; alucinaron con el e tamén falaron de que sufriran moito a Ilaix Moriba e a Jones (El-Abdelaoui), que lles dera a tarde», revela.

Son, que estaba en la mesa de al lado con dos de sus compañeros les habló de su vínculo celeste por ser sobrino del excéltico Antonio Hidalgo, ya fallecido y que defendió la elástica celeste en la década de los 50: «Contounos que era moi especial para el. Un tipo moi cercano e moi andaluz, moi simpático. En Vigo non imaxinas que sexa Aspas quen se achegue a ti e que estas falando máis de quince minutos, non só o momento de pedirlles a foto, que foi ao final de todo. Foi moi curioso», plantea.

Gloria, Blai y Guille, en el Ludogorets Arena el pasado jueves.
Gloria, Blai y Guille, en el Ludogorets Arena el pasado jueves.

 

Para Gloria, la madre de Blai, era su primer viaje siguiendo al Celta. Cuenta que el origen de su celtismo es particular. «Cando morreu meu avó, hai uns 37 anos, estaba en tratamento en Madrid e os seus irmáns foran a ver un Atlético-Celta. Foi con eles e encantoulle». A partir de ahí, comenzó a ir y le metió a su hijo el gusanillo en el cuerpo. A día de hoy, disfruta mucho en Balaídos. «Víveo moitísmo. A viaxe foi cansada e o equipo perdeu, pero como digo, o partido case é o de menos. Pasamos tempo en familia e coñecemos un país novo», valora.

Él, pese a ser el organizador y sentirse responsable de sus compañeros de viaje, también disfrutó de lo lindo. «Paseino moi ben e quedamos con ganas de máis. A ver se me animo a ir a Belgrado -el viaje que les queda a los célticos en la Fase Liga, frente al Estrella Roja-, pero aínda non o sei», desliza. Depende de la disponibilidad de entradas para poder organizar y comprar billetes sin que sean a precios excesivos, porque en lo negativo de estas salidas está el desembolso que suponen. Fantasea con pasar y que en los cruces toque el Oporto por la cercanía. Le gustaría que el Celta diera más facilidades para poder programar con más tiempo, pero Blai es de centrarse en lo bueno y lo que se queda para sí de este desplazamiento es la mejor muestra.