La cuadratura del círculo de Giráldez

X. R. C. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Foto de familia de los jugadores y cuerpo técnico del Celta tras vencer al Real Madrid en el Santiago Bernabéu.
Foto de familia de los jugadores y cuerpo técnico del Celta tras vencer al Real Madrid en el Santiago Bernabéu. RC CELTA

El técnico de O Porriño asaltó su primer gran escenario con una apuesta pragmática que combina verticalidad en el último tercio, personalidad con el balón y un bloque bajo sólido

09 dic 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

En sus todavía escasos dos años en la élite, Claudio Giráldez tenía pendiente asaltar un gran escenario y el domingo lo hizo a lo grande en el Santiago Bernabéu, convirtiéndose en el primer equipo que ganó el feudo blanco y el primero que deja al Madrid sin marcar como local. Para conseguirlo el Celta exhibió una versión pragmática que viene desarrollando desde hace tiempo y que combina a partes iguales valentía para tener el balón y jugarlo en todas las zonas del campo con una seriedad defensiva y una concentración suprema en bloque bajo. Además, en esta oportunidad, le añadió verticalidad para atacar y acierto para definir. Y en la paleta de matices que en cada partido se inventa el entrenador de O Porriño, en esta ocasión reconvirtió a Borja Iglesias en lanzador del equipo a través de su capacidad para esconder el balón, aguantar el juego y descargar hacia las bandas.

TRANSICIÓN

El arma más letal del Celta

Al Celta le gusta atacar a través de la posesión de balón, pero la transición es su arma más mortífera. En el santuario blanco, volvió a demostrarlo. En el primer tiempo, buscó el cuero al espacio para las carreras de Bryan Zaragoza y el tocado Pablo Durán y en el segundo, Borja Iglesias lanzó a sus compañeros con salidas a campo abierto cuando el Madrid estaba volcado. El resultado fueron dos goles de Williot Swedberg. «Nuestra idea era hacer daño en la transición», reconoció tras el partido el entrenador del cuadro celeste.

ATACAR EL FLANCO DERECHO

Buscar la zona más vulnerable del Madrid

Las bajas en defensa dejaron todo el flanco derecho del Real Madrid. Claudio comentó en la previa que era la zona más difícil de predecir, pero no desveló que su intención era cargar el juego por ese costado, como finalmente hizo, sabiendo que Asencio, un central reconvertido, primero, y Valverde, un centrocampista, después, ejercerían de laterales. Bryan Zaragoza les buscó las cosquillas a los dos, generó un par de ocasiones y dio la asistencia del primer gol.

EN EL ÚLTIMO TERCIO

La velocidad y la calidad de Swedberg

Williot Swedberg está llamado a ser esta temporada el jugador diferencial en el último tercio del campo, pero el sueco se perdió más de un mes de competición por una lesión con la selección sueca sub-21. Ante la falta de último pase, ofrece velocidad, calidad y templanza a partes iguales. Su gol de espuela para abrir el marcador es una auténtica genialidad y en el segundo, con el Madrid vencido, se permitió el lujo de regatear a Courtois y entrar con el balón en la misma portería. Además, volvió a quedar demostrado que es el revulsivo perfecto. Este Celta lo necesita más que nunca para hacer daño.

EL PAPEL DE BORJA IGLESIAS

Cuando el nueve es el organizador

La segunda mitad de Borja Iglesias en el Bernabéu fue un espectáculo. Muchos se preguntarían qué hacía el delantero centro organizando el juego en el centro del campo, pero Claudio Giráldez creó una autopista a la espalda de los centrales con los movimientos del compostelano, que recibía el cuero en la salida de balón de los célticos, lo protegía con calidad y cuerpeando y tiraba de inteligencia para descargarlo hacia el lado más libre para proyectar el ataque.

SISTEMA DEFENSIVO

De tirar la línea en la medular a vivir en bloque bajo

Claudio Giráldez fue valiente en la propuesta inicial: colocó la línea defensiva a escasos metros de la línea divisoria y juntó a los diez hombres de campo en una franja compacta, unida y sus fisuras. La idea tenía el riesgo de los balones a la espalda, pero el Madrid solo los proyectó en una ocasión en toda la primera mitad. Por la inercia del partido, y por el empuje del rival, los vigueses fueron reculando hasta vivir una hora en bloque bajo, pero en un escenario antes odiado cada vez se sienten más cómodos. Los célticos se juntan a la altura de la frontal tapando las bandas y recurriendo al poderío de Carl Starfelt para devolver los balones aéreos. Además, han dado un paso adelante en la defensa de los córneres. Como visitantes, el Celta es el segundo equipo que menos goles (7) encaja después del Espanyol (6).

EL BANQUILLO

La necesidad de fondo de armario

El entrenador tenía claro antes de viajar a Madrid que necesitaba un buen once, pero también armas potentes en el banquillo, porque en el Bernabéu los partidos se hacen muy largos. Claudio apostó por la formación más fresca, a excepción de Óscar Mingueza y, después, fue añadiendo elementos que mantuvieron la energía y resultaron determinantes para el desenlace final.