¿Qué escribían los lectores de La Voz en las cartas al director de hace 100 años?

Jesús Flores Lojo
Jesús Flores REDACCIÓN / LA VOZ

HEMEROTECA

En 1921 La Voz puso en marcha una sección en su primera página que bautizó como Cartas del público. ¿Qué preocupaba tanto a los lectores de hace 100 años? En realidad, lo mismo que ahora: el precio de la energía, la falta de viviendas, las controversias políticas o... ¡el botellón!

27 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«¿Cuándo parará la subida de la luz?». Esta pregunta, con diversas formulaciones, se repite en las cartas al director que La Voz ha recibido en los últimos meses. Es un asunto que, cómo no, echa chispas de un tiempo a esta parte. Ante el cariz que está tomando la situación, los más relativistas podrán decir aquello de «no hay mal que cien años dure». Pero el caso es que hace justo ahora un siglo las cosas no pintaban mucho mejor en aquellas cuestiones que ahora mismo (con permiso de la pandemia) ocupan buena parte de las actuales cartas al director. Echemos un vistazo a la correspondencia que recibía el periódico en 1921:

Una ama de casa

«Señor director: muchas señoras que teníamos en otros tiempos cocina de gas no podemos usarla ahora porque antes nos cobraban a 28 céntimos el metro cúbico y luego lo han subido a 48 céntimos y no ha vuelto a bajar a pesar de que el carbón cuesta mucho menos. Si la fábrica rebajase el precio del gas, pues ahora no le cuesta tanto producirlo, ya vería en cuántas casas se instalarían cocinas y qué buen negocio haría la empresa».

El director general de la fábrica del gas

«Señor director: en contestación a la carta publicada por una ama de casa, esta empresa alega que la razón del precio del gas es la exagerada protección a la industria nacional ejercida por los Gobiernos. En cuanto corresponde a nuestra empresa, procuraremos complacer cuando pueda a las señoras que empleen cocina de gas».

Un trabajador

«Señor director: para nadie es un secreto el problema de las viviendas en esta ciudad por la escasez de casas, y que los más perjudicados con ello somos los trabajadores, y aún la clase media, que vivimos mal y caro, sobre todo los primeros, hacinados en habitaciones antihigiénicas. Para los que vivimos de un jornal deberían edificarse casas en terrenos baratos, con alquileres módicos, y como hay terreno suficiente para ello, con patio o jardín».

Un elector, ante la cita con las urnas

«Señor director: mañana son las elecciones. Los vecinos esperábamos que este año no se hubiesen efectuado y pudieran ocupar los sillones concejiles ciudadanos cultos, activos y respetables designados por la Asamblea Popular. Desdichadamente, fracasada ésta, se entabló la lucha y han surgido algunos candidatos simpáticos y prestigiosos a la vista de todo el pueblo, y otros que más valiera siguiesen ocultando sus nombres en la insignificancia, por no decir otra cosa».

lvg

Ciudadano escandalizado

«Señor director: a cualquier hora campan por sus respetos ineducadas turbas de mozalbetes que hablan a grito pelado, profieren toda clase de obscenidades y blasfemias y no perdonan molestia posible al transeúnte. Hay que lamentar los escándalos nocturnos promovidos por gentes obligadas, por su condición social y el prestigio de sus familias, a más mesurada conducta, y los desafíos a la autoridad y las vociferaciones en cafés y teatros».

Visto lo cual, parece obligado seguir tirando del refranero y encomendarse a aquello de «en cien años, todos calvos».