Los Quince se proponen endurecer la política de asilo e inmigración

Domingos Sampedro
Domingos Sampedro ENVIADO ESPECIAL | SALÓNICA

INTERNACIONAL

STEPHEN HIRD | REUTERS

Blair tiene que renunciar a su propuesta de «campos de concentración» para los sin papeles La Unión crea una reserva presupuestaria para desarrollar un banco común de visados

19 jun 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

Los Quince están dispuestos a avanzar en la gestión común de sus fronteras exteriores y a endurecer sus políticas de inmigración y asilo, pero siempre manteniendo unos límites. Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, reunidos en el enclave turístico de Porto Carrás (Grecia), dieron anoche un firme espaldarazo a un programa de medidas con el que se proponen aumentar la presión sobre terceros países para lograr flujos migratorios «más ordenados y razonables». Los líderes europeos iniciaron ayer el último Consejo de la UE bajo presidencia griega con una polémica propuesta sobre la mesa del primer ministro británico, Tony Blair: la creación de «centros de tránsito» para solicitantes de asilo fuera de las fronteras comunitarias. Londres pretende reducir con esta idea el amplísimo número de peticiones que recibe, aunque sus pretensiones chocaron de frente con la mayoría de los Estados miembros. Los más duros fueron Alemania y Suecia. Para el primero, la iniciativa podría despertar el fantasma de los «campos de concentración», que esta vez estarían atiborrados de sin papeles a la espera de un visado para entrar en Europa. «Ha habido intervenciones muy claramente en contra y como (las decisiones) tienen que ser consensuadas creemos que toda referencia a este tipo de proyectos se eliminará», explicaba anoche la ministra española, Ana Palacio. En cualquier caso, el Reino Unido se reservó el derecho a desarrollar de forma individual o con «algunos países» proyectos piloto. Por ahora, Austria y Dinamarca le han brindado su apoyo. También se acordó la repatriación de inmigrantes ilegales y la cooperación con terceros países, así como una consignación de 140 millones de euros para desarrollar un banco común de visados.