«La Justicia marroquí es una farsa»

Paco Soto RABAT

INTERNACIONAL

El ex director de dos semanarios satíricos, que estuvo durante 50 días en huelga de hambre, afirma que seguirá luchando hasta que recupere todos sus derechos

30 jun 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

Ali Lmrabet, el ex director de los semanarios satíricos en lenguas francesa y árabe Demain Magazine y Doumane , abandonó hace una semana una huelga de hambre que duraba ya 50 días y le estaba conduciendo directamente a la muerte. Lmrabet, condenado a 3 años de cárcel por «injurias» al rey Mohamed VI y atentado a la estabilidad del «régimen monárquico» y a la integridad de Marruecos, lleva más de un mes ingresado en la sexta planta del hospital Avicenas de Rabat. Diariamente, sólo lo pueden visitar su familia y sus abogados. El periodista está muy debilitado físicamente, con diarreas y unos cálculos renales que le hacen sufrir considerablemente, pero se encuentra bien anímicamente y quiere seguir luchando a favor de la plena libertad de prensa y de expresión en su país. Desde el pabellón de detenidos del hospital, Lmrabet contesta este cuestionario. -¿Cómo se encuentra físicamente y de ánimos? -De ánimos me encuentro muy bien. Físicamente, no puedo decir lo mismo. Dejé la huelga de hambre hace una semana, pero estoy como si estuviera todavía haciéndola. Además, quiero decir que, desde el punto de vista médico, no se me atiende correctamente. El médico que me visita cada día es un buen hombre, pero él no sabe de huelgas de hambre, porque es cirujano y urólogo. Hace lo que puede, simplemente, y siempre me dice que está todo bien. Pero yo me siento muy debilitado y con diarrea desde hace nueve días. Necesitaría de un nutricionista y de un terapeuta para mis piernas, porque estoy muy débil y, prácticamente, no puedo andar. Pero nada, dicen que estoy bien; pues estoy bien aunque con diarrea... -¿Qué piensa hacer a partir de ahora? -Quiero seguir luchando, aunque esto pueda parecer pretencioso por parte de alguien que ha estado 50 días en huelga de hambre y ha perdido 24 kilos. Además, tengo cálculos renales. Mi próxima batalla va a ser a favor de la recuperación de todos mis derechos, de la libertad de expresión y de movimiento. Voy a luchar por conseguir sacar de nuevo mis semanarios a la calle. Además, quiero que se me reconozca mi condición de preso de conciencia. -¿Por qué no ha querido presentar un recurso en casación que podría anular el juicio al que ha sido sometido? -La respuesta es muy clara. Los servicios secretos me impidieron ilegalmente salir de mi país. He sido condenado injustamente a tres años de cárcel, y el ministro de Justicia, el socialista Mohamed Bouzoubaâ, dio la orden a los jueces para que me condenaran y me mandaran a la cárcel. El fiscal general de Rabat falsificó incluso una prueba condenatoria. ¿Cree usted que yo voy a confiar en la Justicia marroquí? Es imposible. Contrariamente a lo que dice la ministra de Exteriores española, Ana Palacio, Marruecos no es un país libre y la Justicia marroquí es una farsa. Es por este motivo que no he querido que mis abogados presentaran el recurso de casación. -¿Cree que el jefe del Estado, el rey Mohamed VI, lo va a indultar, como apuntan muchos observadores políticos y medios de comunicación? -Esto es parte de los cálculos políticos del Estado marroquí. Yo no estoy para cálculos políticos, porque bastante tengo con mis cálculos renales. -¿Cómo valora la solidaridad que ha recibido de fuera de Marruecos, sobre todo en España y en Francia? -No la valoro. Lo que quiero es agradecer a todas las personas que se han solidarizado conmigo. A todas, en Marruecos y en el resto del mundo. Pero muy especialmente quiero agradecer a Cataluña y al resto de España su solidaridad. Pero es en Cataluña donde empezó a organizarse la solidaridad con Ali Lmrabet. Después, se fue extendiendo al resto de España. Cataluña y España no son enemigos de mi país, y esto quiero dejarlo muy claro: se interesan por la libertad en Marruecos y por la libertad de sus ciudadanos. -Creo que quiere hacer alguna petición... -Pues ya que me da la ocasión, sí. Quiero que la DST (servicios secretos de Marruecos) deje en paz a mis hermanas y a toda mi familia, y que no corte mi teléfono móvil cada dos por tres. Cada vez que llaman del extranjero a alguna de mis hermanas a mi teléfono móvil, para preguntar sobre mi situación o para solidarizarse conmigo, los matones del general (Hamidou Laânigri, responsable de la DST) cortan la conversación. ¡Por favor, que los matones del general dejen en paz a mi familia!