Los manifestantes de Kiev abandonan las calles a petición de Yuschenko
INTERNACIONAL

Los partidarios de Yanukóvich se preparan en el este para protagonizar una futura revuelta La OTAN logra el reconocimiento explícito de Moscú a la independencia de Ucrania
09 dic 2004 . Actualizado a las 06:00 h.Después de la triunfal noche del miércoles, fiesta que acabó con una interminable salva de fuegos artificiales, las calles de Kiev empezaron ayer a regresar a la vida normal. Un nutrido grupo de jóvenes desmontó el escenario instalado en la plaza de la Independencia, desde el que políticos, animadores y artistas mantuvieron alta la moral de las masas en los 17 días que duró la Revolución Naranja. Parte del campamento levantado en la céntrica avenida Kreshatik empezó a ser desmantelado, a petición del propio líder opositor, Víktor Yuschenko, aunque muchos se proponen continuar ahí hasta las elecciones del día 26. El miércoles, tras un histórico acuerdo alcanzado entre la oposición y el aún presidente de Ucrania, Leonid Kuchma, el Parlamento aprobó varias enmiendas a la Constitución y a la ley electoral. Se trata, por un lado, de impedir que se repita el fraude pero también de convertir el Legislativo en el centro de la vida política del país. Yuschenko, al que una primera encuesta realizada a través de Internet adjudica la victoria en los comicios de dentro de dos semanas, tendrá, si se cumplen esos vaticinios, muchos menos poderes que su antecesor. No será él quien nombre al primer ministro ni tampoco a los responsables locales. Por eso, varios rotativos hablaban ayer de «victoria a medias». Los edificios del Gobierno, la Rada y la Comisión Electoral fueron desbloqueados por los manifestantes, permitiendo por fin a los funcionarios incorporarse a sus trabajos. El ejército de percusionistas que con latas, bidones y otros objetos metálicos turbaron la tranquilidad de los despachos oficiales dejaron ayer la capital casi en silencio. Un grupo de personas, no obstante, mantenía la sentada junto a la sede de la Presidencia vigilado de cerca por los antidisturbios. «No nos moveremos de aquí hasta que el edificio lo ocupe Yuschenko», explicó uno de ellos. «Vamos a echar de menos la atmósfera de amistad y camaradería que hemos vivido todo este tiempo», afirmaba en unas declaraciones al canal de televisión ruso NTV Andrei, un estudiante de Derecho. Pero los temores de una nueva revuelta no han desaparecido y se avivan con la noticia de que en el este del país el ambiente es muy distinto al de la capital. Los partidarios de Víktor Yanukóvich, el adversario de Yuschenko en la ronda electoral del día 26, afilan ya los cuchillos para ser ellos los protagonistas del próximo levantamiento. Reconocimiento conjunto Mientras, Rusia y la Alianza Atlántica lograron ayer hacer tabla rasa de sus muy notables diferencias sobre Ucrania y suscribieron conjuntamente un comunicado en el que se reivindica abiertamente la celebración de elecciones libres y democráticas «que respondan al deseo del pueblo». La redacción inequívoca del comunicado llevaba al secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, a mostrar abiertamente su satisfacción por la identidad de criterios entre Moscú y Occidente. Una satisfacción ésta que compartía el secretario norteamericano de Estado, Colin Powell, y que el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, no dudó en alimentar afirmando, en conferencia de prensa, que «en términos geopolíticos, Ucrania simplemente no puede ser únicamente oriental o únicamente occidental. Es un país europeo con lindes tanto en las fronteras de la OTAN y de la UE como en las de Rusia».