Kirchner y Duhalde, enfrentados por sus esposas

Agustín Bottinelli CORRESPONSAL | B. AIRES

INTERNACIONAL

08 abr 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

No hay duda que la política argentina es tan particular como casi inexplicable. La contienda electoral no se produce entre partidos enfrentados sino en un solo movimiento político, el peronismo o justicialismo. El Gobierno de Kirchner dio a conocer el jueves el calendario electoral para este año: las elecciones legislativas se celebrarán el 23 de octubre (para renovar un tercio del Senado y la mitad de la Cámara de Diputados) y los comicios internos en los partidos para la definición de candidatos se harán el 7 de agosto. Poco después de conocerse el cronograma, comenzaron las primeras críticas de parte del peronismo no kirchnerista lo que provocó la reacción del ministro del Interior, Aníbal Fernández, que calificó de «gansadas» las interpretaciones en el sentido de que el Gobierno convocaba las elecciones internas para favorecerse. Ya a comienzos de año surgieron los primeros enfrentamientos en el peronismo, que tiene a su favor la casi inexistencia de oposición. Cuota de poder El peronismo tiene un líder natural que es el ex presidente Eduardo Duhalde, que controla la masa electoral del llamado Gran Buenos Aires, unos cuatro millones de electores que garantizan el triunfo de cualquier elección nacional. Ese caudal de votos lo quiere el presidente Néstor Kirchner para obtener un mayor número de diputados y senadores en las legislativas y asegurarse así la gobernabilidad. Aquí se produce el primer enfrentamiento porque Duhalde, que posibilitó que Kirchner accediera a la presidencia, no quiere ceder su poder político partidario. La situación ha llegado a un punto que es posible que el peronismo vaya a las legislativas con dos o tres fórmulas distintas. Kirchner quiere que su mujer, la senadora Cristina Fernández, se presente como candidata por la provincia de Buenos Aires. Y Duhalde quiere que sea la suya, Hilda Chiche González, la que encabece la lista. Ayer desde Roma, donde asistió a los funerales del Juan Pablo II, desmintió las versiones que aseguraban que él sería el candidato. Y ante la pelea interna del partido, el ex presidente argentino advirtió que «el justicialismo no se suicida». Aumentando la polémica la dirigente justicialista Mabel Müller consideró la postulación de Cristina Fernández de Kirchner como «una intromisión en una provincia que realmente no le corresponde». Además, apareció un tercero en discordia, el actual gobernador de la provincia de Buenos Aires, Felipe Solá, un ex funcionario peronista de las dos presidencias de Carlos Menem, que también quiere colocar a su gente en las listas a senador.