Reportaje | La transferencia de riqueza del norte al sur Las remesas de dinero que envían los emigrantes a sus familiares superan la inversión extranjera directa y la asistencia oficial para el desarrollo en el subcontinente
02 ene 2006 . Actualizado a las 06:00 h.El aumento de las migraciones en todo el mundo ha hecho visible un fenómeno hasta hace poco olvidado: el envío de remesas de dinero de millones de emigrantes a sus familias en sus países de origen. El caso de América Latina y el Caribe es paradigmático. No sólo se trata de la región del planeta que más cantidad recibe, sino que los 45.800 millones de dólares que llegaron de este modo en el 2004, según cifras del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), superaron los flujos combinados de inversión extranjera directa y asistencia oficial para el desarrollo. Los envíos de dinero sirven para financiar la educación y la alimentación de los niños, el sustento de los ancianos o la creación de empresas familiares que generan crecimiento y trabajo. Según el analista español Íñigo Moré, «las remesas son una máquina de reducir pobreza y una máquina de generar desarrollo en todo el mundo. Y, sin embargo, nadie les hace caso, pese a ser el principal vehículo actual de transferencia de riqueza del norte al sur». El BID subraya que «estos flujos de dinero y de personas se han mantenido ocultos durante décadas. ¿Por qué? Porque regularmente el dinero se envía en pequeñas cantidades, por lo general fuera del sistema financiero formal, y los trabajadores, en general, viven al margen de la sociedad». Pero las remesas han multiplicado su volumen casi por cien en apenas 30 años, de acuerdo con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, y no dejan de llegar pese a las fluctuaciones de mercado y las crisis, a diferencia de las inversiones o la ayuda al desarrollo. Además, al ir de forma directa a las familias, la corrupción o malversación de estos fondos es mínima, en comparación con todo lo que se relaciona con ámbitos gubernamentales latinoamericanos. Altas comisiones Los beneficiados, además de los destinatarios directos, son las empresas y bancos que realizan las transferencias. La comisión media que cobran es un 7% de la cifra enviada, que llega hasta un 10% en los países donde es más caro, como Argentina. El estado latinoamericano que más fondos recibe es México, con más de 16.000 millones de dólares en el 2004, seguido por Brasil (5.624 millones) y Colombia (3.857 millones). La mayor parte de las remesas (un 75%) parten de Estados Unidos, aunque España va ganando un terreno cada vez mayor y ya ocupa el octavo lugar entre los países remitentes en el mundo, con una cifra estimada por el Banco de España para el 2004 de 3.436 millones de euros. Según estudios comparativos del BID en 23 países, las remesas «superan el volumen de la afluencia de asistencia oficial para el desarrollo en cada país; equivalen a más del 150% de los intereses sobre el total de la deuda externa pagada por América Latina y el Caribe durante los últimos cinco años, y representan por lo menos el 10% del producto interior bruto (PIB) en seis países: Guyana, Haití, El Salvador, Jamaica, Nicaragua y República Dominicana». La principal incógnita ahora es saber si esas remesas de dinero servirán para el desarrollo de los países pobres o sólo perpetuarán las diferencias, además de las preocupaciones que generan en otros ámbitos, como el de la seguridad, porque son también un vehículo de financiación del terrorismo.