Berezovsky afirmó que su intentona golpista tiene el respaldo de autoridades moscovitas El Kremlin exige a Gran Bretaña que le retire al disidente el estatus de asilado político y lo entregue
13 abr 2007 . Actualizado a las 07:00 h.El que fue una vez mano derecha del presidente ruso Vladimir Putin y en la actualidad refugiado político en Londres, Boris Berezovsky, anunció ayer para estupor del Kremlin que está conspirando para derrocar por la fuerza a Putin, a quien calificó de totalitarista. La reacción de Moscú fue inmediata y el fiscal general pidió a Londres que le retire al magnate el estatus de refugiado, y confirmó que se ha iniciado un proceso criminal contra él. Berezovsky sembró la semilla de la confusión y la desconfianza en el Kremlin cuando dijo que la operación para dar un golpe de Estado la está planeando desde su base en Londres, apoyado por miembros de la élite política que dirige Rusia; personas muy cercanas al presidente Putin. «Tenemos que utilizar la fuerza para cambiar este régimen», indicó en una entrevista concedida al rotativo británico The Guardian. «No es posible cambiar este régimen mediante métodos democráticos, no puede haber cambio sin fuerza, sin presión», agregó el disidente ruso. Preguntado por el rotativo si está fomentando de algún modo una revolución, Berezovsky respondió que «sí, es absolutamente correcto». En declaraciones a la agencia de noticias Association Press, el magnate detalló que «Putin ha creado un régimen autoritario en contra de la constitución rusa y aunque no sé cómo sucederá, los regímenes autoritarios sólo caen por la fuerza». Reformas democráticas Berezovsky siempre ha sido un crítico del régimen de Putin, pero en los últimos meses ha agudizado su denuncia de que la política actual del Kremlin está retrasando las reformas democráticas, ahogando a la oposición, centralizando el poder e incumpliendo la constitución del país. «No existe la posibilidad de cambiar el régimen mediante elecciones democráticas, la única manera que existe en Rusia para cambiar un régimen es que una parte de la cúpula política esté en desacuerdo con la otra parte y eso es lo que estoy buscando». El disidente se negó a dar los nombres de sus contactos en Moscú «porque significaría su muerte», pero reconoció que está ofreciendo su «experiencia e ideología y mi manera sobre cómo se debe de producir el cambio», y agregó: «Hay pasos prácticos que son los que estoy dando ahora y sobre todo financieros». La fortuna de Berezovsky se calcula en unos 1.200 millones de euros. El instigador de la revuelta confía en que Londres no le retire su estatus de refugiado, sobre todo por los sucesos en torno a la muerte el año pasado de su antiguo empleado Alexánder Litvinenko, que fue envenenado con polonio 210. Lo que sí parece cierto es que las declaraciones del disidente podrían dañar aún más las difíciles relaciones entre Londres y Moscú. Un portavoz del Foreign Office señaló ayer que «el Gobierno británico deplora cualquier llamamiento a derrocar un Estado soberano por la violencia, esperamos que todo aquel que vive, trabaja o visita el Reino Unido obedezca nuestras leyes». Pero desde Rusia, Dimitry Peskov, portavoz del Kremlin, calificó los comentarios de Berezovsky de «ofensa criminal» y reclamó que «las autoridades británicas retiren el estatus de asilado a alguien que quiere cambiar el actual régimen ruso por la violencia». La portavoz de la Fiscalía, Marina Grídneva, afirmó que el fiscal general, Yuri Chaika, ordenó reclamar a Londres «que se le retire a Berezovsky su condición de asilado político» y sea entregado «a las autoridades rusas».