El presidente sudanés indulta a la maestra condenada por llamar Mahoma a un osito

Nur al Zaki

INTERNACIONAL

04 dic 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

La maestra británica Gillian Gibbons, detenida en Sudán por permitir que sus alumnos bautizaran a un oso de peluche con el nombre de Mohamed (Mahoma) viajó ayer a Londres tras ser liberada después de una larga semana en la que fue detenida, juzgada, condenada y, finalmente, indultada.

Inmediatamente después de conocerse la noticia de su liberación, gracias al indulto del presidente sudanés, Omar Hasan al Bachir, unas trescientas personas se concentraron frente a la embajada británica para protestar por la medida. La mayoría, pertenecientes a grupos islamistas, corearon eslóganes contra el Reino Unido y pidieron la ejecución de la profesora por haber insultado al islam, pese a que las penas máximas a las que podía enfrentarse oscilaban entre los seis meses de cárcel, una multa o 40 latigazos.

El abogado Kamal al Yizuri afirmó que la profesora, tras permanecer unas horas en la embajada británica en Jartum , ya había tomado un avión hacia su país con los dos parlamentarios británicos de religión musulmana que han negociado su liberación.

El anuncio del indulto a Gibbons lo hizo el presidente Bachir, a estos dos lores, Nazir Ahmed (laborista) y la baronesa Sayeeda Hussain Warsi (conservadora), a los que animó, como musulmanes británicos, a «mejorar la imagen de Sudán» en Occidente, según dijo un portavoz presidencial llamado Mahgub Fadel.

Un amplio dispositivo policial en torno a la embajada impidió el acceso de los manifestantes a su interior, en donde horas después todavía permanecía Gibbons en compañía de los dos parlamentarios.

Gibbons, de 54 años y profesora de inglés en una escuela sudanesa desde agosto, fue detenida el 25 de noviembre bajo la acusación de haber ofendido al profeta Mahoma, después de recibir varias quejas de los padres de sus alumnos.

La maestra había pedido a una niña de siete años que llevara su oso de peluche y después sugirió a sus alumnos que eligiesen un nombre, según Robert Boulos, director del colegio Unity School. Veintidós de los veintitrés niños eligieron Mahoma, uno de los nombres más comunes en el mundo musulmán, como favorito para el osito. Dos días después, las sospechas policiales cristalizaron en una acusación formal presentada por la Fiscalía en base a «ofensas a las creencias religiosas e incitación al odio».

El tribunal que la juzgó la encontró culpable de ofender a la religión y la sentenció a 15 días de cárcel y a ser deportada.

Tras conocerse la sentencia, Londres comenzó una intensa campaña diplomática para encontrar «una solución rápida», según fuentes británicas, y en Jartum miles de sudaneses se manifestaron tras la oración del pasado viernes para protestar contra lo que consideraban una «tibia sentencia» y exigir que la maestra fuera ejecutada.

La gravedad de la crisis por el osito de peluche empujó al Ejecutivo sudanés a trasladar a Gibbons desde la cárcel de mujeres de Omdurman, donde estaba encarcelada, a un lugar secreto para garantizar su seguridad y evitar que fuera linchada.

«No he encontrado más que amabilidad y generosidad de la población sudanesa. Tengo un gran respeto por el islam y no ofendería a nadie a propósito, y lamento si he causado dolor», aseguró ayer Gibbons.