El peligro de un lapsus

Miguel A. Murado

INTERNACIONAL

04 mar 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Si el Ejército colombiano violase la soberanía venezolana, esto sería un «causus bellis» (sic.) dijo el presidente Chávez en televisión. Quizá la única cosa que Chávez todavía no ha pretendido ser es un latinista, por lo que confundir un genitivo singular con el dativo-ablativo plural es lo de menos. Más grave sería que la ligereza en el uso de las declinaciones augurase un uso igualmente apresurado del Ejército.

Eso, Uribe ya lo ha hecho. Chávez tiene razón al calificar a Colombia como «el Israel de Latinoamérica»: el atentado en Ecuador no solo es un hecho de una extraordinaria gravedad, sino que suscita interrogantes en torno a Uribe. ¿Era este el momento más oportuno para matar al número dos de las FARC, cuando acaban de liberar a algunos de sus secuestrados? Como ocurre con los asesinatos selectivos israelíes, la operación realizada por el Ejército colombiano parece, en el mejor de los casos, un subidón de testosterona política sin ninguna utilidad, y en el peor, un esfuerzo deliberado por destruir las posibilidades de diálogo con la guerrilla. En cualquiera de los casos, Ariel Sharon ha despertado de su coma en Colombia, y parece haber hallado su Líbano en Ecuador.

Una guerra entre Colombia y Ecuador, más Venezuela, parece tan absurda que uno se resiste a considerarla una posibilidad.

Pero cabe recordar que Ecuador y Perú se enfrentaron militarmente hace pocos años por mucho menos. No pocos conflictos, de la Primera Guerra Mundial a la de los Seis Días, han comenzado por una movilización impulsiva de tropas. Por eso, el despliegue de diez batallones venezolanos en la frontera, aún sin pretenderlo, puede dar lugar a un incidente irreversible. Peor todavía: un conflicto de baja intensidad podría hasta interesarles tanto a Uribe como a Chávez o Correa, porque reforzaría su posición interna en un momento en el que los tres tienen problemas.

Y ya se sabe que no hay mejor casus belli que la necesidad de un político de envolverse en la bandera.