Con la detención de Karadzic y su presumible puesta a disposición de la Justicia internacional, el Gobierno de Boris Tadic cumplirá con el 50% de las condiciones políticas que la UE ha puesto a Serbia para convertirla en socia del club. La otra mitad pasa por la captura de Ratko Mladic, que algunos países como Holanda consideran inexcusable. Pero el hecho de que Karadzic ya esté entre rejas supone un paso de gigante para la incorporación de Serbia, y podría acelerar su adhesión aun cuando Mladic siga fugado.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, destacó ayer que la captura del ex líder serbobosnio pone de manifiesto la intención de Belgrado de «conseguir la plena colaboración» con el Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia (TPIY), y significa un paso «muy importante para sus aspiraciones europeas». El jefe de la diplomacia de la Unión, Javier Solana, y el presidente de la Eurocámara, Hans Gert Pöttering, sostuvieron esa misma tesis, mientras el comisario de Ampliación, Oli Rehn, proponía reiniciar las negociaciones comerciales del acuerdo de asociación, paso previo a la adhesión.
Serbia es un país muy complicado, con un notable peso del euroescepticismo, agrupado en torno al Partido Radical de Tomislav Nikolic, de ideología nacionalista y que considera héroes nacionales a Karadzic, Mladic y Milosevic. De haber llegado al poder en las presidenciales del pasado 4 de febrero -Tadic ganó por apenas cuatro puntos- nadie duda de que Nikolic hubiera impedido su captura.
Inteligencia
Ahora, Tadic ha logrado fortalecer la rama más moderada de sus servicios de inteligencia, y también del Ejército, donde muchos mandos, de quienes se sospecha que protegían y protegen a los criminales huidos, siguen sin digerir la desintegración de Yugoslavia y la derrota en la guerra contra la OTAN en 1999. El conflicto derivó en la autonomía tutelada de Kosovo, que acabó declarando su independencia solo dos semanas después de la victoria de Tadic.
«Somos muy serios sobre nuestro futuro en la UE», dijo ayer en Bruselas el canciller Vuk Jeremic, tras asistir como invitado al Consejo de Ministros de Exteriores de la UE. Quizá en un plazo no muy largo pueda sentarse en esas reuniones como miembro de pleno derecho.