La impopularidad del presidente saliente George W. Bush es tal que el mandatario brilló por su ausencia durante toda la campaña. No tuvo ninguna aparición proselitista en público con el candidato de su partido, John McCain, ni con cualquier otro dirigente con aspiraciones de ocupar algún cargo de envergadura, limitando su papel a un par de apariciones a puerta cerrada en actos de aportaciones para la campaña.
En las horas previas al cierre de campaña, mientras McCain trabajaba frenéticamente para achicar la brecha que lo separa de Barack Obama, Bush dedicó su tiempo a descansar en el rancho de Camp David, lejos de las cámaras de televisión. «Somos realistas acerca del entorno político en el que nos movemos», dijo Dana Perino, la portavoz de la Casa Blanca. «No somos inmunes a las preguntas que nos formulan casi diariamente acerca de los índices de popularidad. Somos conscientes de ello», confesó a los periodistas.
Durante el último año, la gestión de Bush tuvo un nivel constante de aceptación cercano al 25%, debilitado por la guerra en Irak -pese a los últimos progresos- y la crisis económica. Sus niveles de popularidad son los más bajos desde los tiempos de Richard Nixon. Bush ha restado importancia a los índices de popularidad, argumentando que siempre se ha guiado por sus valores y lo que consideró mejor para los intereses de EE.UU.
A lo largo de la campaña ha sido el centro de los ataques demócratas. Obama vinculó la política de McCain con la del actual presidente. Los demócratas que desafían los escaños republicanos en el Congreso también explotaron la trayectoria legislativa de sus rivales de votar siempre en sintonía con la Casa Blanca. McCain también ha sido crítico hacia la Administración Bush, intentando distanciarse de la Casa Blanca. «Senador Obama, yo no soy el presidente Bush», dijo en el último debate.
La excepción
Ningún presidente en funciones con dos períodos en el poder fue tan renuente a hacer apariciones públicas de apoyo a su partido. Ronald Reagan respaldó con fuerza a Bush padre durante la campaña de 1988, y Bill Clinton hizo lo mismo por Al Gore en el 2000. Rompiendo su costumbre de votar en su rancho en Tejas, Bush lo hizo hace dos semanas por correo, según reveló Perino, en un correo electrónico a la prensa. Perino tuvo que enviar un segundo correo electrónico para revelar a quién votó: McCain.