Una red de espionaje informático basada principalmente en China se infiltró en ordenadores gubernamentales -embajadas, ministerios de Exteriores y otras oficinas estatales- y privados en 103 países, entre ellos los del líder espiritual tibetano, Dalái Lama. Según el informe divulgado ayer por el Munk Center for International Studies de la Universidad de Toronto, no es posible atribuir la autoría del espionaje de la red, bautizada como GhostNet (RedFantasma), al Gobierno de Pekín.
Los investigadores canadienses descubrieron que los hackers chinos penetraron en los sistemas informáticos de la organización del Dalái Lama en la India, Bruselas, Londres y Nueva York y pudieron robar documentos contenidos en el ordenador de la oficina privada del líder tibetano. Pero desvelaron que también se infiltraron en los sistemas informáticos del Ministerio de Exteriores iraní, las embajadas de países como Alemania, Portugal, la India, Corea del Sur y Taiwán así como medios de comunicación y un ordenador en la sede de la OTAN.
Durante dos años
En menos de dos años entraron en al menos 1.295 computadoras y sustrajeron miles de documentos de ordenadores de 103 países. Como un Gran Hermano , los espías pudieron conectar cámaras y sonido a los ordenadores intervenidos. No obstante, se desconoce si utilizaron o no esta función.
Los investigadores hicieron el descubrimiento por casualidad mientras inspeccionaban la computadora del Dalái Lama para encontrar posibles virus informáticos, por encargo del propio líder tibetano. El secretario del Dalái, Chhime Choekyapa, dijo en Nueva Delhi que «sabían desde hace tiempo» que sus ordenadores habían sido interceptados. «No obstante, no tenemos información sobre quién está detrás de estos ataques», añadió.
Aunque tres de los cuatro servidores de control se encuentran en China (el cuarto está en California), los canadienses evitaron culpar al Gobierno de Pekín. «Podría ser la CIA, o los rusos. Es un oscuro imperio que tenemos cubierto con un velo», dijo Ronald Deibert, politólogo del centro Munk, en referencia a las dificultades que entraña Internet.
También un portavoz del Consulado chino en Nueva York se defendió de una posible implicación de su Gobierno: «Eso son viejas historias, y se trata de bobadas -dijo Wenqi Gao-. China rechaza toda forma de criminalidad informática».
Al menos en un caso, la operación de espionaje tuvo implicaciones reales, según The New York Times . Después de que una oficina del Dalái Lama enviara por correo electrónico una invitación a un diplomático extranjero, el Gobierno chino desaconsejó al hombre asistir.