Pekín exhibe su poderío militar para forzar la vuelta a la normalidad

Efe

INTERNACIONAL

El presidente chino aseguró que se aplicarán «castigos severos» a los responsables de las revueltas en la provincia de Xinjiang.

09 jul 2009 . Actualizado a las 19:38 h.

El máximo responsable policial chino, Zhou Yongkang, se personó hoy en la ciudad de Urumqui, donde el domingo estalló la peor revuelta en dos décadas en China, con entre 156 y 800 muertos según las distintas fuentes, en un día de aparente vuelta a la normalidad.

Pese a esa sensación de normalidad, los observadores constatan que el odio entre las etnias han y uigur es todavía patente.

Zhou, uno de los nueves miembros del Comité Permanente del Politburó del Partido Comunista de China (PCCh), alentó a las tropas desplegadas en la ciudad, que se cuentan por decenas de miles, y les pidió que repriman a «las fuerzas separatistas».

Desde Pekín, y en sus primeras declaraciones después del temprano retorno desde la cumbre del G-8 en Italia, el presidente chino, Hu Jintao, aseguró que la estabilidad en la provincia de Xinjiang es «la tarea más importante y apremiante» y reiteró que se aplicarán «castigos severos» a los responsables de las revueltas.

Durante todo el día de hoy, el primero tras el levantamiento del toque de queda, las tropas chinas hicieron una demostración de poder en todos los barrios de Urumqi para hacer ver que la situación está bajo control.

La censura del Gobierno chino sobre las revueltas quedó otra vez demostrada por el hecho de que hasta hoy no se confirmaron disturbios en Kashgar (la segunda ciudad de la provincia) acaecidos el lunes, aunque negaron los 100 muertos que los grupos uigures en el exilio aseguran que se produjeron.

Por otro lado, periodistas de la televisión china contactados por Efe reconocieron que muchas de las imágenes que grabaron esa noche no han sido emitidas, pero no facilitaron más detalles.

Desde Alemania, el Congreso Mundial Uigur (UWC), que agrupa a los exiliados, aseguró hoy que la cifra real de muertos totales es de 800, cinco veces más que la que reconoce Pekín.

Una extranjera residente en Urumqi desde hace varios años y que fue testigo de lo que sucedió el domingo confirmó esta sospecha y afirmó que «fue terrible» porque la policía disparó a los manifestantes, aunque añadió que no podía dar más detalles por temor a que le retiraran el visado por hablar con la prensa internacional.

De nuevo, las autoridades recurrieron a su teoría del enemigo exterior, reiteraron que las revueltas del domingo fueron «premeditadas y organizadas» por el exilio uigur y vincularon a los uigures violentos del domingo con la terrorista Al Qaeda.

Con esta campaña, Pekín está convirtiendo a Rebiya Kadeer, una empresaria exiliada en Estados Unidos, en un «Dalai Lama» uigur, ya que está emergiendo como representante aglutinador del que hasta la fecha carecía esta minoría étnica, a diferencia de los tibetanos.

«Rebiya es buena persona», dijo a Efe un joven uigur, que estaba comprando cuchillos en una tienda del mercado de Erdaoqiao. «Tenemos que defendernos, nadie lo va a hacer por nosotros».

Desde el domingo, los uigures han sido atacados por patrullas urbanas de ciudadanos chinos pertenecientes a la etnia han, que actúan en venganza por los ataques recibidos.

En los hospitales hay mayoría de heridos de etnia han, con contusiones en la cabeza y numerosos colonos afirman haber perdido a familiares que murieron apaleados en las revueltas.

Sin embargo, los uigures aseguran que también hay muertos y heridos entre los suyos y que la policía china está deteniendo de forma indiscriminada a todos los hombres de su etnia.

«Tenemos mucho miedo, estamos pasando un momento muy duro», dice uno de los vecinos de un barrio uigur. «En cuanto se vayan los periodistas extranjeros nos van a detener a todos. No sabemos a cuántos han detenido ya, pero desaparecen cada noche».

Estos vecinos aseguran que los uigures violentos eran campesinos de la ciudad de Yili, al norte de la región.

«Hasta el domingo no sabíamos quién era Rabiya Kadeer», dijo a Efe un uigur vecino del barrio de Erdaoqiao, donde estalló la violencia, y que asegura haber perdido a uno de sus dos hijos en los disturbios.

Este uigur tampoco sabía quién es Ilham Tohti, profesor de la Universidad Central de Nacionalidades de Pekín detenido hoy por instigar las revueltas a través de su blog.

Un simple paseo por Urumqi permite constatar la enorme diferencia de riqueza entre chinos han, parecida a la del resto del país, y musulmanes uigures, cuyos barros viven en una extrema pobreza.

Xinjiang, la región más occidental del país, ha sido una región habitada desde hace miles de años por etnias caucásicas, centroasiáticas, mongolas, chinas y turcas, en medio de continuas invasiones y épocas de protectorado chino hasta la definitiva invasión de las tropas comunistas en 1949.