El ataque a la flotilla atunera bretona en el Índico, formada por una decena de buques congeladores, se produjo al norte de las islas Seychelles.
13 oct 2009 . Actualizado a las 21:33 h.Por segunda vez en cuatro días, militares franceses embarcados a bordo de pesqueros de su país en el océano Índico repelieron ayer a tiros un ataque de piratas contra dos atuneros bretones. Mientras tanto, la Marina gala ha entregado a las autoridades de Puntland a los cinco presuntos bandidos que arremetieron por error la semana pasada contra su buque insignia frente a las costas de Somalia.
El nuevo ataque a la flotilla atunera bretona en el Índico, formada por una decena de buques congeladores, se produjo a mediodía a unas 330 millas náuticas (595 kilómetros) al norte de las islas Seychelles y a 485 millas náuticas (870 kilómetros) del litoral de Somalia. Los objetivos fueron esta vez el Via Avenir y el Via Mistral, dos barcos que habían zarpado juntos la víspera por la noche del puerto de Mahé, en el archipiélago, para dirigirse a faenar de nuevo en binomio en los caladeros de pesca.
Dos esquifes, con cuatro o cinco hombres a bordo cada uno, iniciaron una maniobra de aproximación camuflados bajo una lona azul que retiraron cuando se encontraban ya cerca de los dos atuneros que pretendían abordar. Los militares embarcados en misión de protección antipiratería lanzaron entonces «una especie de cohete para que los piratas comprendieran que los barcos están protegidos», declaró en París el vicealmirante Christophe Prazuck, portavoz del estado mayor de los ejércitos.
«Como seguían acercándose, los soldados dispararon tiros de advertencia con sus armas de infantería» y pusieron en fuga a los asaltantes, explicó. El intercambio de disparos duró una decena de minutos, según precisó un portavoz del armador de los barcos atacados, el grupo agro-alimentario Saupiquet, con base en Concarneau (Finisterre bretón).
El comandante Christian Lastennet, capitán del Via Mistral, explicó por teléfono que los piratas se aproximaron muy cerca del pesquero. «A la segunda salva de disparos de los militares, huyeron. Son valientes, pero no temerarios», valoró. «Son muy decididos, se nota que tienen una obligación de resultados», añadió.
Según su testimonio, la tripulación vivió el ataque «de manera serena gracias a la presencia de militares franceses a bordo». «Hoy uno ya no puede permitirse trabajar sin protección», sentenció.
Tras el ataque perpetrado el sábado contra otros dos atuneros bretones, el Drennec y el Glénan, una patrullera de Seychelles, el Topaze, consiguió interceptar a once sospechosos en el barco que servía de base flotante a los piratas. Pero las autoridades del archipiélago pusieron en libertad el lunes a todos los detenidos por «falta de pruebas». «No encontramos armas, municiones ni ninguna otra prueba de implicación en actos de piratería», declaró el teniente-coronel Rosette, jefe de los guardacostas.
También el lunes la Marina francesa entregó a las autoridades de Puntland a los cinco fugitivos que había apresado tras el ataque nocturno al petrolero-nodriza La Somme. Un acuerdo entre Francia y el Gobierno de esta región semi-autónoma estipula que los piratas capturados por la armada gala deben ser puestos en manos de las autoridades locales y juzgados por tribunales autóctonos.
Desde hace un año las fuerzas francesas en el Índico han entregado a 56 presuntos piratas a las autoridades de la región autoproclamada autónoma de Puntland, que en abril anunciaron haber pronunciado 37 condenas a tres años de prisión. De esta manera París se evita los inconvenientes de trasladar, procesar y juzgar en Francia a los sospechosos.