Una irritación pública más para consumo interno que con el adversario

La Voz

INTERNACIONAL

20 feb 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

A pesar de la irritación pública mostrada por el Gobierno de Pekín contra Washington tras la reunión entre Barack Obama y el Dalái Lama, los analistas consideran que se trata más de un gesto dirigido hacia los propios ciudadanos chinos.

Según esta explicación, que defienden muchos expertos en la política exterior del gigante asiático, el Gobierno de Pekín muestra su dureza exclusivamente para calmar los ánimos internos, pero no porque realmente quiera quebrar sus relaciones con Estados Unidos. Unas relaciones que son muy importantes para ambos países y para el resto del mundo, pues ambos Ejecutivos están implicados en asuntos internacionales graves, como los relacionados con Irán y con Corea del Norte.

Además, China es el país con mayores reservas de dólares, por lo que, tras Estados Unidos, es el más interesado en que la economía norteamericana florezca. Y eso no ocurriría si las relaciones entre ellos sufrieran un revés grave.

Además, los analistas consideran también que Pekín podría intentar aprovechar su enfado para obtener beneficios comerciales con Estados Unidos, para lo cual China podría aumentar aún más la presión cancelando o amenazando con cancelar el viaje que el presidente Hu Jintao tiene previsto hacer a Washington en abril para asistir a la cumbre sobre seguridad nuclear.