Tokio y Pekín liman diferencias sobre sus disputas políticas y territoriales

Jairo Mejía TOKIO/EFE.

INTERNACIONAL

Impulsarán un tratado en relación con los yacimientos de gas existentes en el mar de China oriental

01 jun 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Japón y China acordaron ayer impulsar un tratado sobre los yacimientos marítimos de gas, uno de los aspectos más delicados de unas relaciones bilaterales cada vez más dominadas por su creciente interdependencia económica. El primer ministro chino, Wen Jiabao, y su par nipón, Yukio Hatoyama, se reunieron durante dos horas en Tokio para tratar los principales problemas en sus relaciones bilaterales, dominados por las disputas territoriales y económicas en el mar de China oriental, entre una creciente tensión en la península coreana.

El viaje de Wen, que tuvo tiempo para practicar taichí con ciudadanos de a pie en un parque de Tokio, sucede al del presidente chino, Hu Jintao, en mayo del 2008, y trata de simbolizar la normalidad en las relaciones no siempre fáciles entre estas dos grandes potencias asiáticas, segunda y tercera economía mundial. En este contexto de aumento de relaciones, ambos líderes acordaron el establecimiento de una línea de comunicación directa sobre asuntos diplomáticos, además de un mecanismo entre sus autoridades de defensa que evite fricciones marítimas.

Wen y Hatoyama dieron un paso más en los esfuerzos para calmar las tensiones en el mar de China oriental y se comprometieron a iniciar negociaciones para firmar un tratado sobre el desarrollo conjunto de las reservas de gas que se encuentran en esas aguas, a medio camino entre la costa china y el archipiélago japonés de Okinawa. Ese tratado debería poner fin a años de discusiones y tensiones diplomáticas sobre cómo explorar los ricos recursos gasísticos en esas aguas y ampliar el acuerdo adoptado en junio del 2008, por el que ambos países se comprometían a la explotación conjunta de ese lecho marino.

El mar de China oriental ha sido el escenario de numerosos incidentes, los últimos en abril, cuando submarinos y destructores chinos fueron avistados por la Fuerzas de Auto Defensa niponas en aguas cercanas a Okinawa, a lo que se sumaron vuelos de helicópteros alrededor de navíos japoneses que llevaron a Tokio a presentar una protesta formal a Pekín. El pulso se sitúa en la denominada línea media que pretende determinar las áreas económicas exclusivas de ambos países, que China no reconoce y transita sobre ricos yacimientos de gas.

Conflicto coreano

Otro punto de desencuentro entre Hatoyama y Wen es el aumento de la tensión entre las dos Coreas, a raíz del hundimiento del buque surcoreano Cheonan en marzo, que Seúl atribuye al régimen de Pyongyang, mientras China ha evitado condenar a su aliado norcoreano. Corea del Sur quiere presentar esta semana el caso ante el Consejo de Seguridad y, pese a contar con el apoyo de Japón y de EE.?UU., el derecho a veto de China en ese organismo lo convierte en aliado esencial.

Pese a todo, Japón y China han mostrado cada vez un mayor acercamiento, y el primer ministro Hatoyama ha abogado desde que tomó posesión, en septiembre pasado, por acercarse cada vez más a su vecino chino, que se convirtió en el 2009 en su mayor socio comercial, por delante de Estados Unidos.

La principal patronal empresarial de Japón, Keidanren, recordó a Wen que China está dejando de ser «la fábrica del mundo, para convertirse en el mercado del mundo», lo que refleja la mayor importancia de los consumidores chinos, que están ayudando a la recuperación de la crisis de las empresas japonesas. Por su parte, Wen destacó «la importancia de conseguir una alianza estratégica entre los dos países en materia económica, cultural y en otros aspectos».