El Gobierno considera irreal e irresponsable comparar la situación de España con la del país balcánico

Antonio Montilla MADRID/COLPISA.

INTERNACIONAL

24 jul 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El Gobierno español mantendrá su postura de no reconocer oficialmente al Estado de Kosovo, según declaró ayer su vicepresidenta primera después del Consejo de Ministros. Fernández de la Vega se mostró políticamente correcta en referencia a esta cuestión y abogó por mantener la adhesión española al cumplimiento de las resoluciones de las Naciones Unidas en relación a los acuerdos fronterizos y de diversidad étnica y cultural que pusieron fin a la guerra de Bosnia. La apuesta de España es emplazar a ambas partes a lograr una solución definitiva mediante el diálogo.

De la Vega se mostró menos condescendiente cuando se le preguntó si la resolución de la Haya podía afectar a los afanes soberanistas de algunos territorios españoles. Su respuesta fue contundente: «Es irreal comparar España con los Balcanes». Abundó en que «nadie con sentido de la responsabilidad» puede trazar paralelismos entre la prosperidad y las normas de convivencia «que nos hemos dado los españoles» con la situación de un país que vivió el conflicto bélico «más cruento» en Europa desde la Segunda Guerra Mundial y que forma parte de la historia más dramática del continente.

Una postura férrea que fue secundada por todos los dirigentes socialistas que se pronunciaron ayer, incluido el presidente de la Generalitat de Cataluña, José Montilla, y que contrasta con la alegría que expresaron los portavoces de las fuerzas nacionalistas del País Vasco, Cataluña y Galicia.

El presidente del PNV, Íñigo Urkullu, pese a admitir que la decisión no es vinculante, cree que España «debería reconocer el ejercicio de la libre determinación de los pueblos desde la especificidad de cada uno».

Más incisivo se mostró el secretario general de ERC, Joan Ridao, que, además de instar al Ejecutivo español a reconocer de manera oficial a Kosovo, trazó un puente con la situación política de Cataluña y aseveró que tras el paso dado por el mencionado tribunal internacional «nadie podrá parar» el proceso hacia la independencia si cuenta con una amplia mayoría que lo apoye en las urnas. Ridao entiende que este es el único camino «tras el fracaso del Estatut».

Una posición muy similar defiende el secretario de Relaciones Exteriores y Emigración del BNG, que ve en el fallo un «paso más» en el reconocimiento de los derechos de los pueblos y de que «nadie le puede impedir a una colectividad humana que tome las riendas de su futuro».

El PP se situó en el otro extremo. El coordinador de la Presidencia del PP, Jorge Moragas, coincidió con el Ejecutivo en que no se puede «extrapolar» a Cataluña o el País Vasco la decisión sobre Kosovo porque son «situaciones de naturaleza totalmente asimétrica». Como primer razonamiento para defender su tesis subrayó que «los fundamentos de derecho esgrimidos por el alto tribunal se circunscriben exclusivamente al caso de Kosovo», que no resisten comparación con la realidad de ninguna de las comunidades autónomas españolas.