Rusia da a la espalda a Gadafi y pide que dimita, porque «carece de legitimidad»

E. S. parís / corresponsal

INTERNACIONAL

28 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El conflicto libio entra en una nueva fase. Rusia ha retirado su apoyo a Gadafi al suscribir la declaración de Deauville que sentencia que «ha perdido toda legitimidad». El presidente Dmitri Medvédev se ha ofrecido como mediador para encontrar una fórmula que le permita dejar el poder, porque «el mundo ya no considera a Gadafi como el líder libio». Sus socios del G-8 dan la bienvenida al cambio de posición.

Con los ocho grandes de acuerdo, lo que le queda por hacer a los rusos es «ayudarle a irse», según el ministro de Exteriores, Serguei Ryabkov. Moscú, que pide por primera vez la dimisión de Gadafi, enviará de inmediato un emisario a Bengasi, núcleo de la revolución libia.

El presidente Barack Obama está decidido a «terminar el trabajo», porque Gadafi «no tiene futuro en una Libia libre y democrática. Debe irse».

El presidente francés insistió en que el cambio de posición rusa no obedece a ningún «acuerdo secreto». Nicolas Sarkozy tiene claro que en este momento «no hay mediación posible con Gadafi», pero sí se puede discutir cómo se marcha y en este punto «¿por qué prescindir de Rusia y de su fuerza de convicción cuando el país condena lo que está ocurriendo en Libia y la actuación de Gadafi?», se preguntó.

Sarkozy y Cameron, en Bengasi

Sarkozy se propone visitar Bengasi «cuando llegue el momento», preferentemente en un viaje conjunto con el primer ministro británico, David Cameron. Ambos esperan que se trate de una visita de trabajo para prestar su apoyo a quienes tendrán que hacer la transición.

Cameron señaló que la intervención de la OTAN entra ahora en una «nueva fase». Agregó que su decisión de desplegar helicópteros de combate Apache ayudará a las operaciones para hacer que las fuerzas de Gadafi dejen de matar a civiles.

Según el servicio secreto británico, Gadafi está cada vez más desgastado por los bombardeos de la OTAN. Se esconde todas las noches en un hospital diferente para refugiarse. Además, los comandantes han dejado de utilizar sus teléfonos móviles para evitar que sean interceptados.

«La imagen es la de un hombre muy paranoico y un régimen que se siente cada vez más presionado y comienza a desmantelarse», aseguró un diplomático británico. Ayer, cinco fuertes explosiones sacudieron la zona de Trípoli donde está la residencia del líder libio; además, el régimen sufrió otra deserción, la del embajador ante la UE y los países del Benelux, Hadeiba Alhadi, en protesta por la represión. Y Dinamarca expulsó al cónsul Muner Eldawani por apoyar al régimen.