Giuliano Pisapia sufrió una dura campaña de ofensas de la derecha que lo acusó de querer convertir la ciudad en una «gitanópolis», «La Meca de los homosexuales» y en el «Estalingrado de Italia».
30 may 2011 . Actualizado a las 20:47 h.La elección de Giuliano Pisapia como alcalde de Milán, capital económica de Italia y feudo de Silvio Berlusconi, representa un duro golpe para la derecha italiana, derrotada por un tímido penalista de 62 años que siempre ha militado en las filas de la izquierda.
Serio, con algo de canas y fama de saber escuchar, Pisapia se impuso por sorpresa en las primarias del Partido Democrático (PD) al candidato oficial.
Víctima de una dura campaña de ofensas por parte de la derecha, que lo acusó de querer convertir a la ciudad en una «gitanópolis», en «La Meca de los homosexuales» y en el «Estalingrado de Italia», Pisapia convenció a los electores con una campaña basada en el diálogo, la concreción y la sensatez.
Con el lema «la fuerza de la gentileza para cambiar Milán», Pisapia logró una suerte de rebelión cívica contra el modelo político de Berlusconi, su agresividad y desprecio por los rivales.
Nacido el 20 de mayo de 1949 en Milán, Pisapia es hijo de Gian Domenico Pisapia, influyente abogado que participó en la redacción del Código Penal Italiano.
Tras haber recibido una educación católica, militó desde muy joven en los movimientos estudiantiles de extrema izquierda.
Giuliano Pisapia fue también profesor en una cárcel para menores y obrero de una fábrica química durante sus años de estudiante. Obtuvo el título de abogado penalista a los 30 años.
Una profesión que le permitió «entrar en contacto con las injusticias, las desigualdades, la falta de derechos», escribió en su página web.
Durante su carrera, defendió al líder kurdo Abdulá Öcalan y a la familia de Carlo Giuliani, joven militante antiglobalización asesinado en el 2001 durante la cumbre del G8 en Génova.
También fue el defensor del motor de búsqueda Google.
Durante los llamados «años de plomo», cuando Italia fue azotada por el terrorismo de extrema izquierda y de extrema derecha, Pisapia fue acusado de haber participado en un intento de secuestro y del robo de un camión.
Detenido en 1980 por pertenecer al grupo extremista Prima Linea, pasó cuatro meses en la cárcel.
Tras reivindicar siempre su inocencia, Pisapia rechazó que le concedieran el indulto y prefirió defenderse hasta probar su inocencia, decretada por los jueces.
El caso fue utilizado por su rival, Letizia Moratti, durante la campaña, lo que según algunos expertos fue uno de los graves errores estratégicos de la derecha.
Elegido diputado en 1996 con las listas de Refundación Comunista, fue reelegido en 2001, pero no se presentó en el 2006.
Pisapia está casado con una periodista del diario La Repubblica, Cinzia Sasso.
Amante del ciclismo, tras votar el domingo, siguió la última etapa del Giro.