Mentiras de la camarera desinflan la acusación contra Strauss-Kahn

victoria toro NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

El juez lo deja libre sin fianza, pero mantiene los cargos y no le devuelve el pasaporte

02 jul 2011 . Actualizado a las 20:25 h.

El caso contra el exdirector del Fondo Monetario Internacional Dominique Strauss-Kahn dio ayer un giro espectacular. El juez lo dejó en libertad sin fianza, aunque mantuvo los cargos de agresión sexual de los que se le acusa, al menos por el momento. Si el mundo entero asistió con la boca abierta a la detención, encarcelamiento y establecimiento de una fianza de seis millones de dólares, no fue menor la sorpresa de la noche del jueves, cuando se filtró que la Fiscalía neoyorquina no había tenido más remedio que asumir que el caso no se sostiene por las dudas sobre la credibilidad de la presunta víctima.

Lo ocurrido desde el 14 de mayo, cuando Strauss-Kahn fue detenido a bordo de un avión en el aeropuerto JFK de Nueva York, tiene todos los visos de ir a parar a la historia de los despropósitos judiciales. Tras el arresto, la oficina del fiscal neoyorquino, Cyrus Vance, aseguró que el caso no podía ser más firme: «Las pruebas crecen cada día», aseguró uno de los ayudantes del fiscal, que añadió que Strauss-Kahn había mostrado «una propensión compulsiva a la conducta criminal». A la vez, aseguraban que el relato de los hechos realizado por por la presunta víctima, la camarera de origen guineano del hotel de lujo en el que se alojó Strauss-Kahn, Nafissatou Diallo, era impecable.

En un caso como este, la Fiscalía necesita que la credibilidad de la víctima sea absoluta, ya que, en el juicio, iba a ser su palabra contra la de Strauss-Kahn. Para obtener una sentencia de culpabilidad, la Fiscalía necesitaba que el jurado designado para el juicio declarara culpable, más allá de toda duda, al acusado. Pero eso es imposible cuando la credibilidad de la presunta víctima, y principal testigo, está en entredicho. Y eso es exactamente lo que ha ocurrido en este caso.

Lo que admitió el jueves la Fiscalía, primero ante los abogados defensores del francés y, ayer viernes ante el juez, es que su «principal testigo», Nafissatou Diallo, es una mentirosa que además podría, según publicó The New York Times, estar relacionada con tramas de narcotráfico y blanqueo de dinero. Para empezar, la camarera había contado a los fiscales que había sido violada en Guinea y había sufrido ablación genital y que esas eran las razones por las que solicitó asilo en Estados Unidos. Pero poco después reconoció que era falso. Además, según el rotativo neoyorquino, Diallo mantuvo una conversación un día después de la supuesta agresión con un hombre que había sido detenido con 200 kilos de marihuana. En esa conversación, que fue grabada, Diallo explica a su interlocutor las ventajas que tenía para ella mantener la acusación.

Parece que el fiscal habría intentado que el exdirector del FMI admitiera alguno de los cargos menores para retirar la acusación de intento de violación. Pero el político francés no habría aceptado porque su intención es salir completamente limpio de esta historia.

Strauss-Kahn podrá moverse libremente por Nueva York y por el resto de EE. UU. Aun así, el juez retuvo su pasaporte, por lo que no podrá salir del país, y dejó claro que el caso «no ha acabado», es decir, que los siete cargos por agresión sexual, y que implican penas de hasta 25 años de cárcel, siguen vigentes. Fijó la próxima vista para el 18 de julio, y Strauss-Kahn abandonó la sala acompañado de su esposa, Anne Sinclair.