Londres, en guerra contra los violentos

Imanol Allende LONDRES / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Cameron ordena triplicar la presencia policial, y ya hay una víctima mortal

10 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Los disturbios que durante los últimos días han sembrado de caos y vandalismo las calles de Londres tenía por fin una respuesta contundente de las autoridades políticas y policiales británicas. El primer ministro, David Cameron, miembros de su Gabinete y mandos de Scotland Yard cancelaron sus vacaciones, regresaron a Londres y ayer dictaron las primeras medidas de contención para evitar una cuarta noche de incidentes.

Entre las medidas adoptadas por Cameron tras reunir a su gabinete de crisis, el llamado comité Cobra, destaca la de reforzar la presencia policial en Londres con 16.000 agentes procedentes de treinta destacamentos del país, incluso desde Escocia. Los 6.000 que se enfrentaron a los disturbios las pasadas noches fueron tan insuficientes que en algunos momentos, según los testigos, hubo zonas de Londres en las que estuvieron en manos de los alborotadores.

Además, el premier ha dado permiso a Scotland Yard para que los antidisturbios puedan utilizar pelotas de goma. Varios parlamentarios, apoyados por cierta prensa, pidieron el despliegue del Ejército, el uso de cañones de agua, como en el Úlster en los años setenta, e incluso el toque de queda en la capital.

La gravedad de la situación obligó a Cameron a suspender las vacaciones del Parlamento y a convocar una sesión extraordinaria para mañana para debatir sobre la ola de violencia e identificar los errores policiales cometidos, muchos de ellos aireados por la prensa: falta de previsión y de mando, envío de antidisturbios si preparación, tácticas de contención erróneas?

«Haremos todo lo que esté en nuestra mano para restablecer el orden y la seguridad en las calles», dijo Cameron. En su comparecencia en Downing Street dejó claro que se trata de «delincuencia pura y simple» y amenazó con duras penas. Ya son más de 650 los detenidos, un centenar de ellos con cargos.

Los disturbios -que el lunes se propagaron a las ciudades de Liverpool, Manchester, Nottingham, Leeds, Bristol y Birmingham- ya se han cobrado la primera vida: un joven de 26 años que pereció de un disparo, al parecer, en un enfrentamiento entre varios saqueadores por la posesión de un producto fruto del pillaje en Croydon, la noche del lunes. Un hombre de 60 años se encuentra en estado grave tras ser atacado en Ealing.

La industria musical fue una de las víctimas de los disturbios. El almacén distribuidor que Sony tiene en el barrio londinense de Enfield fue saqueado y posteriormente convertido en 2.000 metros cuadrados de escombros y hierros retorcidos por el fuego. El suceso alterará la distribución de Sony en toda Inglaterra, amenaza el futuro de los pequeños negocios y de los sellos independientes.

La indignación y rabia entre los londinenses por los actos de violencia y pillaje es enorme. Jeanne Higginson, que vive cerca de Reeves Corner, en Croydon, donde ardieron las siete casas que componían una pequeña manzana, indicaba a La Voz: «Lo que veíamos a través de las ventanas con horror era parecido a lo que hemos visto estos meses en los países árabes: destrucción, caos, enfrentamiento, todo eso, incomprensiblemente, en nuestra calle». Los vecinos se han organizado por Internet para limpiar las calles.

La policía bloqueó los accesos de las principales arterias de los barrios conflictivos, mientras comercios, pubs y teatros cerraban sus puertas, en previsión de otra noche de altercados. A media tarde, la violencia se reanudaba en Birmingham.