Francia afirma que la explosión de Marcoule no provocó fuga radiactiva

esperanza suárez PARÍS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

El accidente, que causó un muerto y cuatro heridos, se produjo en un horno del centro de tratamiento de residuos

13 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Podía haber sido el origen de una catástrofe nuclear pero al final se ha quedado en «un accidente industrial». Las alarmas se dispararon en Francia al mediodía de ayer. Acababa de explotar un horno del centro de residuos radiactivos en el complejo de Marcoule, al sureste del país, y se había desatado un incendio. A consecuencia de ello murió un operario y cuatro resultados heridos, pero «ninguno contaminado». Cuatro horas después, la Autoridad de Seguridad Nuclear (ASN) daba por controlada la situación y lanzaba un mensaje tranquilizador.

«No se ha detectado ninguna contaminación», aseguró ese organismo poco antes de que el ministro de la Energía, Eric Besson, fuera más allá al afirmar que incluso no hay «riesgo de escapes futuros». Tampoco las seis balizas que tiene en el valle del Ródano la Comisión de Investigación Independiente sobre la radiactividad señalaron cifras fuera de lo normal. El ASN decidió entonces suspender su dispositivo de crisis ante la seguridad de que «este accidente no conlleva la aplicación del plan de protección de la población», dispuesto en Codolet, a 45 kilómetros de Nimes.

Los habitantes de la zona, que en su día se opusieron a la instalación del centro, intentaron organizarse en un primer momento de pánico y se encerraron en sus casas, mientras los niños lo hicieron en las escuelas.

El complejo accidentado se encuentra a menos de 300 kilómetros de territorio español, donde tanto el Gobierno central como el de Cataluña activaron dispositivos políticos, administrativos y técnicos de carácter preventivo.

Protección cuestionada

Las primeras hipótesis sobre la explosión en el centro de tratamiento de residuos débilmente radiactivos, Centraco, apuntan a un error humano o a una fuga de agua. Centraco lleva doce años en servicio y en el punto de mira de la ASN, que en un primer momento le negó el permiso de explotación por falta de medidas de protección para los trabajadores. En abril, volvió a constatar «lagunas» en la seguridad, y obligó a su titular, EDF, a reformular su plan de urgencia. Desde el 2000, la ASN le ha constatado 18 incidentes.

La alarma inicial está justificada por la proximidad de ese centro con el de Melox Areva en el gran complejo de Marcoule donde fabrica el Mox, un combustible mezcla de uranio y plutonio reciclado de las centrales.

Minimizar lo sucedido

Greenpeace Francia reprocha al Gobierno y a la ASN que no haya incluido la instalación de Centraco en las auditorías ordenadas a las centrales tras la catástrofe de Fukushima, claro síntoma de que el Ejecutivo galo «no ha aprendido la lección». La organización ecologista y los partidos verdes exigen transparencia informativa al Gobierno. La asociación Francia Naturaleza y Medioambiente no se sorprende del accidente ni del empeño oficial en minimizarlo.

El director del Organismo Internacional de la Energía Atómica, Yukiya Amano, ha pedido a París información completa sobre lo ocurrido, al tiempo que solicitó a los países miembros que aprueben y apliquen cuanto antes el plan sobre seguridad acordado tras Fukushima y presentado ayer en Viena, y que saldrá adelante esta semana aunque con un texto suavizado, por la presión de EE.UU. y otras potencias, pues no recoge las fechas límite para aplicar mejoras de seguridad ni las inspecciones aleatorias.