Los republicanos votaron en contra de la iniciativa de forma unánime
13 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.El voto en contra de 47 senadores republicanos unido al de dos demócratas acabó con el plan de empleo presentado por Obama el pasado septiembre.
El proyecto, que pretendía utilizar 447.000 millones de dólares para estimular la creación de empleo, era mucho más que otra iniciativa presidencial. Era la gran apuesta de Obama para demostrar sus habilidades a la hora de gestionar la economía de su país. Tanto es así que había pasado las últimas semanas en una gira por EE.?UU. para promocionarla. Sin ese plan, la Casa Blanca se queda sin recursos para mejorar la maltrecha situación económica estadounidense. Una situación crucial en la carrera por la elección presidencial del año próximo.
La derrota de Obama es doblemente dolorosa porque ha sido en el Senado, la cámara en la que su partido tiene la mayoría. La iniciativa requería 60 votos afirmativos para ser aprobada, pero los demócratas no consiguieron ni un solo voto republicano, tan solo 50 y todos demócratas. Además, dos de los suyos se pusieron en contra: los senadores por Nebraska y Montana. Se enfrentan el año próximo a la reelección y se espera que en sus estados Obama sufra una tremenda derrota.
Al conocer el resultado de la votación, Obama aseguró que «este no es el final de la lucha». Un comunicado de la Casa Blanca anunció, como respuesta, que ahora estudian dividir el plan en diferentes paquetes para negociar uno a uno con los republicanos. Estos últimos ya han afirmado que podrían estar de acuerdo con una de las partes del plan, la reducción de un impuesto a la seguridad social para empresas y trabajadores.
Por otra parte, y a la misma hora que se votaba en el Senado, se celebraba un importante debate entre los candidatos a las primarias republicanas. En él quedaron claras dos cosas. La primera es el hundimiento del gobernador de Tejas, Rick Perry, tras un despegue espectacular. La segunda es la subida del exempresario de color, Herman Cain, que ha quedado convertido en el único rival de cierta consistencia frente al líder en preferencias de las encuestas, Mitt Romney.