El Consejo Nacional Sirio (CNS), principal grupo de la oposición, reclamó ayer una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU tras acusar a las fuerzas del régimen de haber matado al menos a un centenar de personas en la ciudad de Hama. El llamamiento tiene lugar después de que Rusia acusara a los rebeldes de cometer ataques terroristas y de que el ministro de Exteriores francés, Alain Juppé, amenazase con presionar para que la ONU autorice el uso de la fuerza en Siria si fracasa el plan de paz del emisario Kofi Annan.
«En los últimos días y tras la visita de los observadores de la ONU, Hama fue testigo de una serie de crímenes que dejaron al menos un centenar de muertos y cientos de heridos por potentes bombardeos», denunció el CNS. Otra entidad opositora, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, señaló que los bombardeos sobre Hama mataron a una cuarentena de civiles desde el lunes, pese a la presencia en la ciudad de dos observadores de la ONU que no han logrado hacer respetar el alto el fuego que entró en vigor el 12 de abril. Activistas sobre el terreno elevaron la cifra a 68 muertos, incluidos 16 niños.
La agencia de prensa estatal Sana informó por su parte de la muerte de al menos 16 personas, entre ellas varias mujeres y niños, cuando una bomba que estaba siendo manipulada por «terroristas» -como denominan a los opositores -estalló inesperadamente en el interior de una casa en Hama.
El ministro de Información sirio, Adnan Mahmud, acusó a «grupos terroristas armados» de haber cometido «más de 1.300 violaciones» del alto el fuego. Tesis defendida por Rusia, que acusó a los rebeldes de orquestar una campaña de terror con el fin de «matar a tantos pacíficos civiles como sea posible y destruir infraestructuras civiles», lo que probaría, según un portavoz de la cancillería rusa, la implicación de Al Qaida en la revuelta. Esos ataques «recuerdan a lo ocurrido en Irak, Jordania y otros lugares donde Al Qaida y sus grupos operan», agregó.